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1940 2 Octubre 2015

 

 

Pedagogía de los videojuegos
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- Contra lo que pudiera pensarse, la cultura popular (con sus series televisivas y videojuegos que tanto escandalizan a los padres de familia) no entorpece la inteligencia...

...sino que la perfecciona gracias a un entrenamiento cognitivo tan riguroso como el ejercicio mental que implica leer un buen libro. Ese es al menos la tesis que sustenta Steven Johnson en Every bad is good for you.

Para las generaciones anteriores, los medios masivos operaban en gran medida para trasmitir publicidad y entretenimiento hueco. Sin embargo, la cultura popular se ha sofisticado al grado de presentar desafíos intelectuales complejos para cualquier espectador que ya no se centra en desentrañar contenidos sino en analizar lo que nuestro cerebro hace con ellos.

Series de televisión como Games of Thrones, House of Card, entre muchas otras, con sus variados hilos argumentales, personajes y narrativa hipertextual, son el equivalente moderno a las buenas obras literarias: ponen a trabajar nuestro cerebro para descifrar lo que pasa en cada escena. Tanto las novelas de entonces como las series de ahora nos exigen volvernos espectadores activos (coautores) a partir de una interacción creativa con los productores y guionistas televisivos.

Lo mismo pasa con Internet y los videojuegos: test verificables demuestran que el uso cotidiano de estas tecnologías incrementa el coeficiente intelectual de la Generación Net en comparación con el promedio de generaciones anteriores. Videojuegos como Grand Theft Auto V nos hubiesen resultado difíciles de asimilar para la audiencia masiva de hace veinte años y ahora son moneda corriente para los jóvenes.

El problema es que la mayoría de los pedagogos y psicólogos estudian este fenómeno a partir de planteamientos académicos rebasados; analizan un videojuego cuestionando su falta de narrativa, de secuencia, de tramas convincentes y personajes creíbles, cuando un videojuego es otra cosa y motiva otras habilidades más cercanas a la lógica matemática que a la literatura o el cine.

¿Qué gana un niño entretenido con un videojuego? Por un lado, ejercita su cerebro en habilidades abstractas de probabilidad y causalidad además del reconocimiento de patrones. Por otro lado, desarrolla mediante un sistema de recompensas la exploración, el uso de un ambiente determinado, el diseño de estrategias y tácticas. Dice Johnson: con los videojuegos el niño aprende que “hay estrategias exitosas en el corto plazo que llevan a malos resultados en el largo plazo y estrategias no tan buenas en el corto plazo pero que llevan consecuencias positivas en el futuro”.

Esta complejidad no la vivimos los adultos con los primeros videojuegos como el elemental Pacman. Después, ya el niño aplicará estas habilidades a sus relaciones personales y sociales. Y en esta revolución de la cultura de masas, ¿qué rol juegan los padres de familia? Disciplinar a sus hijos a leer diariamente para complementar su educación, además de cubrir esa fase igualmente importante que ahora se conoce como educación emocional.

 

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