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1940 2 Octubre 2015

 

 

MALDITOS HIPSTERS
Ficción en los discursos políticos
Luis Valdez

 

Monterrey.- Los discursos políticos son provocadores en las campañas, indignados en las ruedas de prensa, evasivos en las entrevistas, orgullosos en los informes de gobierno, y contestatarios en las respuestas a los mismos. Poses, demagogia, coreografías de baile político, ficción.

Latinoamérica sobrevive con sus bocados de ficción política. Si sabemos que se le paga a alguien para que redacte un discurso bonito (puede ser un historiador regional, un periodista que cobra cuota o un intelectual apadrinado por el sistema), con palabras rimbombantes que otro leerá sin saber qué rayos quiere decir, y luego que otro le responderá con una terminología del mismo diccionario pero desde el punto de vista opuesto, ¿en quién confiamos la verdad? ¿En el que viene del partido de los colores de la bandera o el que es de extrema izquierda, pero se formó en el mismo partido de los colores? ¿En el empresario que siempre ha tenido estudios en colegios y universidades privadas y no ha caminado a pie una sola calle del centro de la ciudad?

Puede que los latinoamericanos (porque no es mal sólo de los mexicanos) ya tengamos mentes adictas a la demagogia, a la ficción discursiva. Porque ni hay ilusiones de democracia, ¿entonces qué nos queda? ¿Una cruda realidad de pueblos jodidos con deudas externas que durarán hasta nuestros tataranietos? ¿La explotación del hombre por el hombre sin una publicidad burocrática de palabras bonitas (y los espacios publicitarios cuestan)?

No sólo somos adictos o estamos enajenados por la rebeldía política de las izquierdas o los independientes. También nos gusta la demagogia. Queremos pensar que el Papa y los obispos son buenas personas, y los candidatos a presidentes y los gobernadores y alcaldes (hasta que ya en el poder buscamos la manera de ver que son unos ineptos). La cosa no para allí: también queremos pensar que los cantantes y actores y directores de cine son buenas personas. Y si solo andan con personas bellas, es porque se lo merecen (no hay conveniencias de dinero o fama, no, qué va). Hasta que una persona común y corriente quiere acercarse a la actriz y luego los guardias se lo impiden y resulta que es un acosador.

¿Qué son realmente esas criaturas que no son como nosotros, que no están a nuestro alcance y sólo utilizan la demagogia?

Porque la política está en todas partes, todos tienen sus asesores, aunque muchas veces no lo pareciera. Todos son al final de cuentas humanos y por eso apenas abren la boca y meten la pata. ¿Por qué no les hacemos ver que ya nos hemos dado cuenta de que todo su show es sólo un juego de ficción?

 

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