Belerofontes y quimeras
Graciela Salazar Reyna

Monterrey.- Muchos años después de haber egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL  regresamos, el 23 de septiembre pasado, para encontrar al frente de su dirección a una de nuestras ex compañeras de carrera, un ambiente festivo, alternando con actividades académicas múltiples.

Incluso, para recordar con una lectura en voz alta de estudiantes de distintas carreras, el primer aniversario de la desaparición forzada de 43 estudiantes en Ayotzinapa. Las chicas del colectivo Quimera También, tomaron la palabra, para leer poesía alusiva a la actividad programada esa mañana y expresar su posicionamiento en contra del certamen Señorita Uni.

Fue evidente, para quienes observamos desde fuera, cómo chicas y chicos presentes atendían con interés la argumentación del colectivo y por qué estaban en desacuerdo con dicho certamen; subrayaban, en primer término, las bases discriminatorias del mismo y criticaron con admirable serenidad el hecho de que se estuviera promoviendo desde una institución de estudios superiores universitarios, una escuela de humanidades y, por si fuera poco, teniendo enfrente –señalaron- una instancia dedicada a estudios género.

Ese mediodía nos pareció, a los profesores que acudimos y presenciamos la diversidad de expresiones ordenadas, sensibles e inteligentes, un asomo de mejores tiempos por venir que uno está deseando siempre como facilitador de caminos y hallazgos a quienes vienen detrás, me vi en ellas. Alguien refirió, con oportunidad ese día, la Visión 2020 de la UANL; congratulándose del apartado que se propone profesionales egresados reflexivos y críticos de su entorno.

Después de entonces, hemos atestiguado por distintas vías, cómo se ha direccionado la denuncia valiente de estas chicas; quienes, son ahora sujetos de amenazas de todo tipo, por parte de las mentes más retrógradas y reaccionarias de estos lares. Hay quienes aseguran, se trata de los protectores de intereses económicos, relacionados con eventos que se replican, casi con el mismo formato en todas partes donde les dejan, para ganar cantidades sustanciosas, a cualquier precio. Se trata por lo visto de una batalla campal contra el mal aplicado liberalismo económico rampante e irracional, donde no importan ética, conciencia ni respeto al prójimo. Belerofontes, aniquilando al paso utopías, contra las quimeras de siempre.

Debatir asuntos afines a las mujeres por naturaleza y a los hombres por solidaridad, en espacios donde se genera conocimiento y se mueven ideas, debe ser oportunidad de oxigenación mental; saludable no sólo para activar la memoria social sino para contrarrestar la fetidez de los rincones que mantienen la normativa en la oscuridad de los cajones, para que no se gaste con el uso. Toneladas de tinta y papel con propuestas, convertidas en ley, en torno a la equidad de género que costó represión y muerte a luchadoras de todo el mundo, por defender derechos y dignidad de las mujeres, no pueden dejarse reducir a hostilidad, extrañamiento y otra vez hasta el infinito en amenazas de muerte. ¿De qué se trata?, acaso se teme al ejercicio de pensar y encontrarse con el atributo más humano de nuestra especie; ¿no se involuciona en lugar de evolucionar?

Graciela Salazar Reyna