Gobernantes resilientes
Eloy Garza González
San Pedro Garza García.- No todos los seres humanos tienen la capacidad para sobreponerse a sucesos traumáticos o reveses que impone la vida.
Quienes sí tienen los arrestos y la prestancia para superar esos periodos de dolor emocional, no son mejores personas, pero sí viven mejor. A ellos, la psicología los denomina resilientes.
La resiliencia suele florecer especialmente en el ámbito familiar: ese es su espacio ideal. Una familia resiliente sale adelante en situaciones adversas. En esos casos uno o dos familiares suelen ser guías u orientadores de los demás. Así el gobierno. Se espera que el gobernante tenga los arrestos y la prestancia para mandar, con sapiencia y ecuanimidad. Ese es el gobernante resiliente.
Rodrigo Medina no fue un gobernador resiliente. Fue opacado por la presencia intolerante de su padre y por la voracidad económica de varios de sus familiares. Más que resilientes, los Medina fueron cínicos, hicieron mal uso del poder y dilapidaron su reputación y la buena fe, virtudes esenciales para que opere una democracia con mínimas garantías de viabilidad.
Es aún prematuro dictaminar si el actual gobernador, Jaime Rodríguez, es un mandatario resiliente. Sin duda, tiene antecedentes en ese sentido. Su ascenso social no fue fácil: venía de Galeana, Nuevo León, sin un peso en la bolsa y sin vínculos políticos que pudieran respaldarlo. Se tituló como Ingeniero Agrónomo, escaló a trancas y barrancas en la estructura de su partido, el PRI, y fue rechazado como candidato priista por Guadalupe, entre otros reveses que le pegaron en su orgullo.
Jaime tuvo que “disciplinarse” en más de una ocasión y sacar la casta en otras tantas. Luego vino lo de su hijo. Hay padres que se levantan de ese infortunio; hay quienes les va la vida en ello. Una ristra de atentados y campañas de linchamiento moral terminaron por endurecerle la piel. Y en la vida hay que ser duro, pero no insensible.
Sin embargo, el verdadero ejemplo de resiliencia la tiene la sociedad nuevoleonesa. Los ciudadanos que han sacado fuerzas para resistir a tanto gobernador y alcalde ególatra, insensible y rapaz. Sobreponerse ante tamaños embates y votar con autonomía, arrollando al voto clientelar, habla de que los verdaderos independientes son los electores que se la jugaron para sacar a los bandidos del Palacio de Cantera.
