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1957 27 Octubre 2015

 

 

La privatización de Pachuca
Pablo Vargas González

 

Pachuca.- En febrero de 2015 la Asamblea Municipal de Pachuca votó en su enorme mayoría la propuesta del alcalde Eleazar García Sánchez, de instalar parquímetros en el centro histórico de esta ciudad.

Sin lugar a dudas es un golpe más para la ciudadanía impotente que le han impuesto proyectos que han sido un desastre, pero que han creado jugosas ganancias, en una ruta de privatización de los servicios públicos con un alto costo al turismo y a los ciudadanos.
                 
Eleazar García ganó las elecciones en 2011 en una feroz batalla por el voto donde tuvo un mínimo, escaso margen de tres mil votos –logrados con el clientelismo y compra de votos– con una coalición (PRI, PVEM, PANAL), llegó con la frase de ser un “candidato ciudadano”, solo por provenir del empresariado, pero sin ningún perfil de compromiso social ni mucho menos ciudadano.
               
Como presidente municipal, Eleazar García inmediatamente tiró por la borda la frase hueca de “Vive la ciudad”, de la que puso en gran letrero durante varios meses, nada más ni nada menos que en El Reloj Monumental, el más emblemático de los monumentos de la ciudad. Con dos proyectos se ha ido al vacío un periodo muy largo de 4 años, 7 meses y 18 días , del que todavía faltan largos meses, ya que se sacaron la lotería los presidente municipales, que en lugar de aprovechar para generar la gobernanza se han dedicado a enriquecerse y saquear el erario.
                
La ciudad de Pachuca, que ha tenido un crecimiento poblacional explosivo durante los últimos veinte años, requería un proyecto integral de desarrollo urbano y social; en su lugar impusieron propuestas faraónicas, de gran inversión económica y de enorme carácter empresarial, que tiende a seguir una vía de privatizar los débiles y deficientes servicios públicos para una población en su mayoría de escasos recursos. Fue el caso del Tuzobus y de la fallida remodelación del centro histórico, que ha afectado la plaza Independencia, que es la sede de El Reloj Monumental. Ambos proyectos se hicieron sin consultar a la población.
           
El caso del Tuzobus se ha convertido en un proyecto empresarial que distorsiona lo que significa la planeación urbana: un proyecto de transporte, ni siquiera de movilidad urbana, se pone por encima de la ciudad; es decir, en lugar que se haya planeado el desarrollo urbano integral a corto o mediano plazo, la ciudad de Pachuca quedó subordinada a una vía de transporte. Sin recontar que las protestas sociales no valieron de nada, ya que fueron menospreciadas. Mucho falta por decir y evaluar de este proyecto.
         
La presidencia municipal se embarcó por sí misma en otro proyecto fallido. Pobre Reloj, pobre plaza Independencia, todos los alcaldes cada tres años le meten la mano, como si no existieran otros problemas serios en la ciudad. Pero claro, es lo que se después se podrá argumentar que sí hubo inversión urbana. Pobre Pachuca.
         
Sin autorización de las autoridades en la materia, de repente, sin decir “aguas” la presidencia municipal cerró la Plaza El Reloj, pusieron un enorme muro alrededor de toda la plaza central, el lugar de mayor identidad de los pachuqueños y nos informaron que iban a “renovar” el quiosco y la plancha de El Reloj. Inmediatamente las asociaciones impugnaron el proyecto, más bien se careció de un proyecto arquitectónico y urbano de tal modo que las autoridades del Instituto nacional de bellas Artes (INBA) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) clausuraron el proyecto; pero el gobierno municipal ha seguido impunemente a toda costa hasta terminar los destrozos que comenzó.
             
Ahora ha seguido en su camino de gobernar en contra de la sociedad pachuqueña. Y desde la Asamblea Municipal los regidores apoyaron la instalación de 500 cajones con parquímetros, para cobrar el estacionamiento. Quien conozca Pachuca, que son pequeñas calles, sabrá que esto es un atentado inmisericorde en contra de “Vivir la Ciudad” y con un costo para los ciudadanos que tendremos que pagar por visitar el centro de la ciudad.
                   
No se consultó a la ciudadanía, el alcalde ciudadano quiso dejar otra huella de su paso en el gobierno, poniendo costos que generarán enormes ganancias cada año. Qué desperdicio y qué lástima para un gobierno municipal del que se esperaba más. Lo cierto es que en lugar de “vivir la ciudad” ahora hay que sufrirla.

 

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