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1978 25 Noviembre 2015

 

 

Malos días para lo políticamente correcto
Samuel Schmidt

 

Ciudad Juárez.- Vivimos una época de gran sensibilidad. La gente debe cuidarse mucho de lo que dice para no ofender a nadie. La política ha reaccionado imponiendo castigos a quien rebasa los límites de lo tolerable, que se han estrechado.

Se ha llegado al extremo de gobiernos que desarrollan programas con perspectiva de género y a desarrollar sensibilidad para  cambiar la forma como se ve y trata a las mujeres, a las personas con opciones sexuales propias y en esencia a todos aquellos que se salen de lo que se considera norma, aunque sean de otra religión.

Un problema esencial es que la norma esta sesgada e influida con estereotipos. Muchos de los valores excluyentes fueron establecidos por la sociedad “blanca”, quién determinó que los otros colores son “malos”. Así el negro se volvió un mal color y se trasladó a lo racial, lo que se mezcló con las prácticas esclavistas que determinaron que las víctimas eran inferiores, prolongando así el dominio sobre ellos.

La ideología jugó un papel importante, creando un modelo dicotómico: los buenos contra los malos, donde los malos casi siempre son los definidos como diferentes, los otros, los excluidos.

Para el capitalismo,  los socialistas o comunistas son malos, y se justifica agredirlos. Socialistas, comunistas, anarquistas (cada uno con su grado de dogma), actúan igual que el capitalismo y definen que los malos son los capitalistas y hagan lo que hagan deben repudiarse.

El Islam extremista odia a todos los demás porque son infieles. Así todos han sublimado su desdén lindando en el odio, y llegan a alegrarse de los impactos que puedan dañar a los “otros”.

Me he encontrado con estúpidos que se alegran de los bombazos en Paris, entre ellos algunos "moneros" que reclaman ser la conciencia crítica y los que pueden indicar lo moralmente “correcto”, por supuesto que los judeofobos están en ese terreno; todos estos tienen un análisis simplista que les permite acomodar sus odios y lanzarlos sin pudor; así al parecer llegamos a un punto en que la cordura que llevó a lo políticamente correcto salió de vacaciones. Estos personajes hacen pensar en que hay que cuidar el lenguaje sin cambiar las ideas y los valores. Es el equivalente a pisotear a la mujer en casa mientras se cuida de no hacer comentarios misóginos en el espacio de trabajo.

Creen engañar a la gente “descubriendo” conspiraciones por las que occidente creo a los extremistas islámicos que van por el mundo propiciando limpiezas étnicas, secuestrando y vendiendo personas, violando los derechos básicos de niñas, mujeres y hombres de todas las edades. Los agredidos tienen así un juego perverso para hacerse matar y justificar agresiones. Estas barbaridades se lanzan sin hacer análisis serios de la geografía política, porque de hacerlo perderían sustento sus diatribas.

Abundan los mensajes que tratan de establecer que los terroristas islámicos que tiraron un avión en Egipto, que atacaron París, que tomaron un hotel en Malí, que masacraron estudiantes en Kenia, que apuñalan judíos y palestinos en Israel, no son en realidad islámicos. No importa que ellos digan que si son, de lo que se trata es de negar lo evidente para de ahí brincar a la siguiente falacia: hay que buscar a los “verdaderos” culpables, porque eso permite justificar la ignominia, aunque para esto se caiga en un juego falaz y en conspiraciones que carecen de sustento, y que son manipuladas en la imaginación.

La estupidez más reciente dice que ISIS fue creado por Estados Unidos, el Mosad y el M16, y por lo tanto, si los golpes de ISIS le atinan al corazón del mundo occidental, debemos culpar a esos países.

Es extraño que el golpe se dirija contra Francia, país que tiene una larga historia de judeofobia, que pasa por el caso Dreyfuss, el régimen antisemita de Vichy, y que ha tolerado las agresiones anti semitas de grupos islámicos, que agreden personas, desecran cementerios y han creado un clima de terror para los judíos. Pero sostienen los estúpidos, que los judíos son culpables de las agresiones en su contra. Supuestamente, todos se indignan del ataque contra París para justificar los ataques contra ISIS en Siria. ¿Cómo quedan los rusos en todo esto? ¿Por qué les tiran el avión? Pero como los rusos son buenos, a ellos no los tocan ni con su idea más absurda.

Malos días para lo políticamente correcto. Peores días para la sensatez y horribles para la convivencia humana.

 

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