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1988 9 Diciembre 2015

 

 

HORIZONTE CIUDADANO
¿Y el dinero, señor Alcalde?
Rosa Esther Beltrán Enríquez

 

Saltillo.- Recientemente estuve en la ciudad de Chihuahua; ahí me encontré con la sorpresa de que allá también están vigentes los famosos radares viales, aunque hay algunas diferencias en cuanto a su implementación.

Allá el límite de velocidad quedó en 70 kilómetros con 5 de tolerancia, es decir máxima 75, lo cual causa disgusto entre los automovilistas por parecerles un límite muy bajo, por lo que reclaman que debiera ser como aquí, mínima de 80 con tolerancia de 85, aunque no estoy segura que aquí se otorgue la tolerancia.

Algo que observé en aquella ciudad es que la autoridad municipal informó puntualmente acerca de los puntos en los que se instalaron las cámaras y además se tomaron algunas medidas para  prevenir la corrupción de la burocracia; por supuesto que no faltaron los amparos argumentando la inconstitucionalidad de las multas y por sus altos costos así como las quejas de la ciudadanía para  los que la adopción de esta medida no es más que otra forma de incrementar la recaudación por parte de la Presidencia municipal, es decir, suspicacia y desconfianza más allá de la promoción del respeto a las normas viales, aunque la exigencia ciudadana logró que se implementaran campañas de concientización, como la instalación de numerosos letreros de los límites de velocidad en los carriles de las vías rápidas.

En nuestra ciudad, a 6 meses de la instalación del radar vial, se observan resultados en cuanto a una drástica disminución de la pérdida de vidas por accidentes viales, ni una vida en 6 meses, informa el Alcalde, con una disminución del 54.88 por ciento en accidentes, sin duda, son buenos resultados, aunque me parece que es pronto para cantar victoria.

Algo que aquí es notorio ha sido la ausencia de campañas sobre la importancia del respeto a las normas viales, porque lo que se observa es que hay poca o ninguna información sobre la ubicación de las cámaras y la señalización de los límites de velocidad es igualmente muy  escasa o sea, la transparencia ha fallado, lo cual induce la desconfianza ciudadana.

Es posible que sea cierto que han disminuido los accidentes en las vías en donde se instalaron los radares, en donde no los hay los conductores le pisan al acelerador que da gusto, si va usted por el Musa o algunas zonas de las colonias populares, cuidado porque los automóviles o los autobuses, a los que les dicen combis suelen tomar las calles por su cuenta pasándose en rojo o en ámbar.

Dicen los que saben que lo que sí están logrando las fotomultas es afectar gravemente los bolsillos de agentes y comandantes porque la “mordida” ha disminuido, ahora el dinero llega íntegro a las arcas municipales, la pregunta es ¿y qué han hecho señor Alcalde con los millones de pesos que ha recaudado por esas multas?

En su Segundo Informe, López Villarreal destacó la regeneración del Centro Histórico y a cada quien lo suyo, sí quedó muy bien esa área, se ve linda, ya era tiempo de que le dieran una manita de gato; lo que también me parece un acierto fue la instalación del taxímetro como forma de pago porque es un beneficio en general para los usuarios, ojalá el alcalde lograra meter en cintura a los concesionarios de autobuses urbanos, cosa que se antoja imposible; también, el nuevo alumbrado público es un acierto.  

Lo que se ha dicho desde que comenzó la actual administración municipal, la estrategia de comunicación es deficiente, sobre todo en el rubro de los radares viales, porque tampoco se nos ha informado cuántos de los multados por exceder la velocidad han evadido el pago y cuánto en realidad se ha recaudado y a qué se ha destinado.

 

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