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1988 9 Diciembre 2015

 

 

Luchar por la democracia
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Los misterios de México y los mexicanos. Parece que, por fin, Iberoamérica despierta. Los guatemaltecos defenestraron al espadón que tenían como Presidente y lo arrojaron a prisión. En Venezuela, la sociedad votó contra esa grotesca y obscena semidictadura que es el chavismo.

Los argentinos arrojaron a la dinastía Kirchner desde el piso más alto de la Casa Rosada y en Brasil, lo apunto con tristeza, Rousseff confirma que el poder embriaga y conduce a la corrupción, incluso a personas excepcionales como lo fue ella.

Todo está muy bien pero, ¿qué nos pasa a los mexicanos? Para sacudirnos uno poco el sopor ha sido necesario que suframos tragedias que enlutan a México y nos hacen sentir vergüenza de pertenecer al género humano.

Ayotzinapa es sólo uno de los eslabones de la larga cadena de crímenes de Estado. Esta vez los mexicanos dan la impresión de que no van a echar al olvido las matanzas –de las que se tiene noticia– perpetradas por el gobierno.

Pero, volvamos a las cuatro naciones mencionadas. Sin recurrir a la violencia, los pueblos se sacudieron a los malos gobernantes. Ellos lo hicieron. Eso prueba que nosotros también podemos. Por lo menos, estamos obligados a librar esta batalla cívica. Son demasiados muertos, es demasiada corrupción, es demasiado servilismo ante esa República imperial que es la Unión Americana.

Tal vez el Sistema nos derrotará en el primer encontronazo. En tal caso, se vale un respiro para reponer fuerzas y reorganizar los ejércitos desarmados de la conciencia ciudadana. Ellos podrán derrotarnos una y mil veces, pero no podrán vencernos. Esto sólo lo lograrían nuestros demonios internos: el conformismo, la resignación y la cobardía. Dar la pelea y sostenerla cuando todo parece estar a favor de los perversos significa que estamos ganando.

Resistir equivale a debilitar a las fuerzas de la perversión. No podemos comprar la democracia en el supermercado. Nadie nos la va a regalar. No caerá de los cielos como si fuera maná. Tenemos que luchar por ella. No podemos resignarnos a legar a nuestros hijos y nietos un México empapado en sangre, sucio del cieno de las abominaciones morales.

Nuestro destino no depende de la conjunción de los astros. El destino lo forjamos con el vigor y la valentía, la imaginación y la creatividad que han desplegado los mexicanos en varias ocasiones.

La fatalidad no existe.

Pie de página
En el defe los policías secuestran. Aquí nomás bailan en horas de servicio. Dos agentes intentaron plagiar a un hombre obviamente rico y poderoso. Aparte de todo, los servidores públicos ganaron el primer lugar en el concurso de tonterías. Ignoraban que la presunta víctima tiene guardaespaldas. Un gendarme murió y el otro está gravemente herido. La familia Medina presumía mucho de su Fuerza Civil. Gracias a la corporación quedaron neutralizadas las células del crimen organizado. Eso decían. La foto que publicó El Norte desmiente a los ejidatarios de Mina. Los mandos y el sector femenil de FC invierten su tiempo y energía, así como nuestro dinero, en el placentero ejercicio del baile.

hugo1857@outlook.com

 

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