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2024 28 Enero 2016

 

 

La compleja crisis de desaparecidos en México
Consuelo Morales

 

Nueva York.- Damas y caballeros: Me gustaría agradecer al Reino Unido y a la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas  por la invitación que se me ha hecho para dirigirme al Consejo de Seguridad. Es un honor.

La expansión de la violencia en México hoy en día, incluyendo la desaparición de miles de personas por parte de fuerzas de seguridad como del crimen organizado, ha generado terribles consecuencias para mi país.

Quizás la más poderosa es el dolor que las desapariciones han provocado en los familiares de las víctimas.

Déjenme contarles sobre las familias que comenzaron a presentarse en la pequeña organización de derechos humanos en la que trabajo. Eran principalmente hombres jóvenes y niños provenientes de familias pobres. A menudo, sus padres intentaban acudir a la policía para pedir ayuda, pero les respondían: “Si algo malo le pasó a su hijo, es porque seguramente andaba en malos pasos.” Acudieron a nosotros sin esperanza, solos y muy, muy asustados.

Nos dimos cuenta de que la desaparición de tantas personas era posible sólo porque muchas otras permitían que ocurriera. La policía no entrevistaba a los sospechosos. Los ministeriales no abrían casos. Oficiales corruptos colaboraban con el crimen organizado. Y en este ambiente, cárteles, fuerzas de seguridad y políticos hacían lo que querían. Impunidad total.

Así que, junto con las familias, acudimos al gobierno local con un nuevo enfoque –uno que uniera a familias, sociedad civil, y autoridades para buscar juntos a los desaparecidos–. El Procurador estatal de aquel tiempo estuvo de acuerdo, así que comenzamos.

No fue fácil. Al principio había mucha desconfianza. Los familiares veían en las autoridades a los que los habían ignorado o a los que los habían llamado criminales. Las autoridades, por su parte, estaban a la defensiva. Pero, poco a poco, el trabajo se convirtió en el principal enfoque, y las autoridades comenzaron a tratar a los familiares de las víctimas con respeto. Y en algunos casos, pudimos ver avances. Los criminales eran procesados.

Algunos restos fueron identificados. El progreso ha sido modesto. La mayoría de los casos siguen sin ser resueltos. Pero esto es real.

Permítanme darles un ejemplo. Nos dimos cuenta de que gran parte del problema era que nadie buscaba a las personas desaparecidas aún y cuando los casos se habían reportado en el tiempo dentro del cual es muy probable que puedan encontrarse. Así que, en el 2013, trabajamos en conjunto con el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias de Naciones Unidas, con la oficina del Alto Comisionado, y con personas con experiencia de toda Latinoamérica, para crear un protocolo de búsqueda.

Este protocolo incluye las acciones inmediatas que las autoridades deben de realizar cuando se reporta a alguien como desaparecido. El protocolo fue adoptado por el Gobierno de Nuevo León en el 2014. 

De marzo del 2014 a marzo del 2015, más de 1,500 personas fueron reportadas como desaparecidas. De esos 1,500 casos, más de 1,400 fueron encontrados, y de estos, casi 1,300 fueron encontrados con vida. Esto representa un 88 por ciento de efectividad.

Esta es una herramienta de búsqueda que puede ser replicada en todo mi país, y quizás más allá.

La crisis de desapariciones que enfrentamos en México es muy compleja. Puede sentirse abrumadora, para las familias y para nosotros. Pero hemos aprendido que, si queremos afrontarlo, necesitamos que autoridades, víctimas y la sociedad civil trabajen en conjunto.

Nuestra experiencia en Monterrey nos está mostrando resultados, pero en muchas partes de México, familias de desaparecidos aún son victimizadas e ignoradas. La impunidad sigue siendo la norma. Las desapariciones continúan. Y las familias siguen sufriendo.

En este esfuerzo, el apoyo de la sociedad civil internacional e instituciones internacionales –particularmente de expertos como la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas, Human Rights Watch, y la Oficina del Alto Comisionado– han jugado un papel crítico. Gobiernos como el mío deberían aceptar su ayudar, no temerla ni rechazarla.

Las madres y los padres, hijos e hijas de los desaparecidos son personas con gran dignidad. Ellos poseen el coraje más inspirador. Frente al miedo, la violencia y la corrupción, ellos continúan en su búsqueda por la verdad, guiados por lo que llamamos amor. Love. Es un honor ir caminando a su lado.

Es por eso que invito a la comunidad internacional a caminar con nosotros mientras afrontamos este horrible problema, con toda la tecnología, experiencia, voluntad política y el apoyo que ustedes nos puedan ofrecer.

Muchas gracias.

* Declaraciones de la Hermana Consuelo Morales / Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas / Reunión en Fórmula Open Arria Formula / Nueva York, 27 enero 2016.

 

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