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2024 28 Enero 2016

 

 

Poderosos de hoy, cómplices de los de ayer
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- ¡Ya basta de raterías¡ Enferma leer el periódico –en Monterrey nada más hay un diario– sólo para enterarnos de dos cosas: Que se les descubrieron nuevos peculados al exgobernador Humberto Medina Ainslie y a su hijo Rodrigo; a Margarita Arellanes y, prácticamente, a toda esa taifa que constituye nuestra clase política, que ni tiene clase ni es política.

Y la otra: los nuevos gobernantes no hacen nada por castigar a quienes los antecedieron en los palacios. De Víctor Fuentes ni para qué hablar: nadie le puede pedir que le exija cuentas al dúo dinámico de los hermanitos Salgado: son sus valedores. Son quienes lo hicieron alcalde. Y todos son panistas, a mucho orgullo tanto de ellos como de su partido.

Pero De la Garza y Rodríguez Calderón no tienen lazos de solidaridad partidaria con los Medina ni con Arellanes. Como le digo una cosa le digo otra: Tampoco hay divergencias ideológicas porque desde hace mucho el robo de los fondos públicos desplazó a la ideología.

Como sea, los bonos tanto del gobernador como del edil de Monterrey están bajos, muy bajos. Un acto ya no de autoridad sino de elemental justicia, como lo sería tomar las medidas legales o jurídicas del caso hasta les sería útil para mejorar la imagen. Pero nada de nada. El policía y el centauro son liberales: dejan hacer, dejan pasar. Las denuncias públicas les provocan bostezos tan desmedidos que hasta se les ven los pulmones.

Será –si usted tiene otra explicación, por favor dígalo— que ya sentados ante la mesa del gran banquete, los poderosos de hoy se sienten identificados con los poderosos de ayer. Mejor no me meto contigo para que el que me reemplace no se meta conmigo.

Pero esa tradición ya no funciona. Un tramo de la sociedad ya despertó y exige sus derechos. ¿Qué no son muchos los nuevoleoneses que dejaron de ser estadística para convertirse en ciudadanos? Cierto. Tan cierto como que siempre es una minoría la que empieza a cambiar la Historia.

Algunos aprendimos la lección. No le tenemos miedo al gobierno. Y de respeto, nada. Despreciamos a sus jueces y a sus policías. Vemos, desnudos, a los capitanes de industria y a la alta jerarquía de las confesiones. Todos tienen verrugas en las pompas.

Pie de página
Me da vergüenza tener como gobernador a un pobre diablo quien, ante niños, padres de familia y profesores pone de manifiesto que su vocabulario se limita a palabras gruesas. El bronco se lució el martes pasado en la Primaria Matías Garza, de Juárez, NL. Para él, todos son pendejos: los paterfamilias, los mentores y los chiquillos. Y ése fue nada más el aperitivo del banquete de interjecciones. Supongo que Rodríguez Calderón debe pensar que es ingenioso y simpático. Un patán, es lo que es.

¿Este jeque va a cancelarle Monterrey VI a Peña Nieto; va a meter a prisión a los Medina; va a gobernar ya no nada más contra la TV, los partidos políticos, el Congreso, los restauranteros y un creciente número de nuevoleoneses que votaron por él y que ahora sufragarían en su contra? Pero si todos los días nos confirma que ni siquiera sabe hablar.

Y pensar que se siente presidenciable. Pobre México.

hugo1857@outlook.com

 

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