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2029 4 Febrero 2016

 

 

Nunca será viajero [acaso turista]
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Vaya, vaya, vaya. Recién nos enteramos que el señor gobernador, ya sea por temperamento, amor al ocio, tiempo y pecunio disponibles y, tal vez, sueños de infancia que hasta ahora puede hacer realidad, se sabe obligado a conocer tierras lejanas. “Yo necesito viajar”, nos explica.

Nuevo León está saltando en pedazos. Los malos ganan terreno: aprovechan que el equipo de gobierno está formado por antropófagos de profesión. El Sur del estado se muere de hambre y sed pero, eso sí, Rodríguez Calderón se compromete a construirles salas de cine. ¿Tendrá en mente reproducir en La Chona la hermosa arquitectura de aquel palacio que fue el Elizondo? ¿Qué películas ordenará que vean los vecinos de Iturbide: las de caballitos de John Ford o los espaguetti westerns?

Se supone que el gobernador de la ínsula debe gobernar. Pero Jaime Heliodoro es un tío tan original que quizás está convencido de que votamos por él para que lleve el broncomensaje de la liberación a todos los rincones del planeta. Para qué va a estar en la entidad, encadenado a la silla del poder si el mundo es ancho y no necesariamente ajeno.

Me atormenta una duda no sé si existencial o filosófica: ¿venderán el libro vaquero en las naciones donde el de Galeana difunde su sabiduría política? ¿Buscará, en nación extranjera, intercambio de agresiones verbales con los diputados? ¿Se dirigirá al respetable con el único lenguaje que le es propio?

Aquí debe tener mucho cuidado. Recuerdo a las compañeras chilenas que se miraban entre sí, extrañadas y confundidas, cuando uno de los anfitriones dijo que zutanita era muy conchuda. En el lenguaje popular de la República austral se refieren a la “concha” como la parte íntima de la mujer. Y, de confusiones hablamos, me quedé mudo cuando un rudo colega de Venezuela me invitó a “echar un palito”, lo que en  venezolano equivale a beber un trago.

Si yo tomara en serio a esta Administración, preguntaría quién toma las decisiones en ausencia del Ejecutivo. Pero, qué más da si es Fernando Elizondo, Manuel González Flores o Juan Pérez. Ni Cristo podría poner orden en este despapaye que nos armó el agrónomo. La verdad, no sé qué es peor: si tener al bronco en la vieja casona de Bernardo Reyes o enviarlo en cabalgata a Buenos Aires.

¿Viajes? Bah, para viajes, los de Marco Polo. Jaime Heliodoro nunca será viajero porque nació para turista.

Ya que hablamos del veneciano, bueno y sano será recordar uno de sus apuntes: “En este reino abundan los animales, y los carneros son especialmente grandes”.    

hugo1857@outlook.com

 

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