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2037 16 Febrero 2016

 

 

¡18 de febrero… no se olvida!
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- El próximo jueves 18 de febrero se cumplen 40 años de la represión policíaca y sangriento asesinato de seis posesionarios en el predio Pancho Villa, en la colonia Gran Sanitaria, hoy Valle de Santa Lucía, donde además resultaron 15 heridos de bala.

Los compañeros Pablo Hernández, Antonio Olivares, Antonio Franco, Canuto Cruz, Rubén Gutiérrez y José Nava, cayeron abatidos a mansalva por disparos de policías estatales la madrugada del 18 de febrero de 1976. Son los mártires del movimiento urbano popular por quienes año tras año hemos exigido justicia contra los autores materiales e intelectuales.

¡Su asesinato permanece impune tras cuatro décadas!

Tanto tiempo transcurrido y es fecha que no se hace justicia. Las investigaciones del caso se fueron archivando gobierno tras gobierno, al grado que no resultó ningún detenido, ni nadie castigado penalmente.

Es otro trágico crimen cuyos daños nunca han sido reparados como sucede hasta la fecha en muchos rincones de nuestro país. Es otra deuda histórica de la justicia mexicana con las familias de las víctimas que luchaban por mejores condiciones de vida, ya que exigían al gobierno estatal servicios de agua, luz, drenaje, pavimento, alumbrado y regularizar sus viviendas.

Frente a la injusticia e impunidad gubernamental, la única defensa es nunca olvidar. Para quienes participamos en el movimiento urbano-popular la consigna "¡18 de febrero… no se olvida!" debe seguir proclamándose, enarbolando además las demandas sociales de mejores condiciones laborales, de educación, de salud y de vivienda para los sectores marginados.

Garantizar el derecho a la verdad es una lucha que concluirá hasta que se esclarezca lo ocurrido y se ejecuten responsabilidades penales.

Ahora apenas empezamos a observar el profesionalismo que debería existir en los cuerpos policiacos, aunque sin que dejen de recibir denuncias por cometer la peor violación a los derechos humanos: la privación de la vida como sucedió aquel 18 de febrero de 1976.

En dicho año era gobernador Pedro Zorrilla y el predio Pancho Villa recibía el apoyo de la dirigencia colectiva de la colonia Tierra y Libertad.

La versión policiaca de los hechos fue que los posesionarios habían disparado contra ellos y en respuesta repelieron el ataque armado. Como prueba presentaron siete patrullas con impactos de bala. Versión que desmintió rotundamente un testigo insospechado: El Capitán Gilberto Carretero, responsable de Inteligencia Militar del Ejército Mexicano, de quien de nueva cuenta citamos su libro Memorias de un Soldado. Ahí escribió:

“Cerca del lugar de los hechos recabé la versión de la policía. Unas personas se quejaron de haber sido asaltadas cerca de Granja Sanitaria y al rastrear la zona vieron a unos que corriendo se metieron a una casa, ahí fueron a tratar de detenerlos pero opusieron resistencia, vinieron más patrullas, les lanzaron piedras, llegaron más vecinos y sonaron disparos, entonces los policías repelieron la agresión a tiros matando a varios colonos. A un par de calles pude ver a un grupo grande de policías judiciales, quienes me dijeron estar a la expectativa sin haber intervenido para nada. Los uniformados se retiraron en sus patrullas hacia las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública (cuyo director era el capitán Juan Manuel Urrutia Paura), y los seguí, intentando recabar más información para rendir mi reporte y cuál no sería mi sorpresa cuando el convoy policiaco se detuvo cerca del complejo vial de Gonzalitos y Constitución, descendieron los policías de las patrullas, desenfundaron sus pistolas y balacearon sus vehículos destrozando parabrisas y agujerando las puertas y los guardafangos. No alcanzaba yo, en ese momento, a comprender la actitud de los uniformados, hasta que recapacité: Simplemente estaban dejando la evidencia de que habían sido agredidos. La versión de los colonos fue que la policía uniformada intentó aprehender a unos vecinos que dormían fuera de su casa debido al calor, éstos no se dejaron, llegaron otros colonos, apedrearon a los policías y de repente se escucharon unos disparos (señalaron el rumbo por donde estaban los judiciales) y entonces los preventivos o uniformados dispararon contra los colonos”.

Igual como desde hace 40 años, se convoca a la marcha luctuosa en memoria de los mártires del movimiento urbano, para exigir justicia y proclamar "¡No un minuto de silencio, sino toda una vida de lucha!"

 

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