Roku y la libertad
Eloy Garza González

Monterrey.- Fue una revolución discreta en el mundo digital. De buenas a primeras dejamos de pagar suscripciones a la industria cablera o satelital y a todas las explotadoras del espectro radioeléctrico para la transmisión de señales de televisión, a fin de entregarnos a los brazos de Apple TV, Netflix, Roku y otros servicios basados en Internet y en la transmisión de video que activamos en el instante que se nos antoje.

De manera que operamos para nosotros mismos el llamado “cord cutting”.

Desde entonces nos ahorramos la obligación de suscribirnos a canales no deseados de televisión. Evitamos el paréntesis de los comerciales que interrumpen nuestra serie favorita y podemos asegurar que hasta nos ahorramos dinero.

"Games of Thrones” nos espera con su fantasía salvaje a la hora que queramos; “House of Cards” aguarda nuestra llegada al hogar con una paciencia política de alta escuela y nos recibe con su adicción incurable y nada santa.

Por supuesto, siempre hay algunos reparos. Por lo general, los eventos deportivos en directo lucen borrosos y a veces en stop motion. Pero en el fondo no nos importa tanto. Es mejor esto que las anteriores ofertas de televisión.

Decía Dante que sólo en el Infierno no existe el remordimiento. Y tenía razón, hasta que llegó la reciente tendencia del cord cutting y desapareció entre los televidentes la figura del ente arrepentido. Ya conocimos la libertad de opción que nos da Netflix y Roku y nos gustó. Imposible que demos reversa.

Pronto le diremos adiós a Televisa. Bienvenida la televisión por Internet.