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2080 15 Abril 2016

 

 

La Esmeralda de Santiago
Roberto Guillén

 

A Maricela De la Toba

Monterrey.- A sus 63 años el arquitecto Eduardo Torres Alanís ha decidido arrebatarle otro sueño a la vida. De construir para los otros, de brindarse para los otros, sí, “que el trascender sea mejor que el tener. Pero hay que manifestarlo en vida hermano, en vida”

Efectivamente, su sueño lleva por nombre La Esmeralda, una galería de arte ubicada en el casco de Santiago, Nuevo León, que durante mucho tiempo permaneció en el abandono, después de ser habilitado como un espacio para la fábrica de carretas y molinos de nixtamal.

De trato afable y dueño de un sentido común que termina por traducirse en la no-escolar filosofía del saber Vivir, el arquitecto Torres nos muestra, con un gesto de sutil prestancia, una serie de fotografías que dan cuenta de los empleados que tenía su abuelo, en plena faena fabricando las carretas que dominaban los villorrios por aquellos tiempos.

La conversación con  el galerista es algo así como una invitación a Vivir…pero sin  arrojar la Historia al cesto del olvido. Tiene vena, sentido del buen tono, para estrenarse como promotor cultural. Digamos que después de unos cinco minutos, el periodista descubre que se encuentra  con el espontáneo anfitrión de la Cultura en Santiago.

La remembranza como voyage de la estética, y la Identidad como potencia del quiero y – porque me da la gana- debo seguir siendo. La Esmeralda embona de maravilla a unos  cuantos metros de la plaza principal de Santiago, embadurnado con los aires de un costumbrismo mágico. Pues que bueno que  en la antigua fábrica de carretas ahora hay una galería de arte y no la vendimia industrial de otro Oxxo más.

Fue el pasado 19 de marzo cuando surgió la magia de la Esmeralda, con una exposición del artista Fernando Carmona,  y como artista invitada, el arquitecto presentó una obra de Maricela de la Toba.

Y en eso estábamos, conversando sobre la obra, cuando de pronto nos distrajo la irrupción de una quinceañera que ingresó a la galería con su profesional fotógrafo de rigor para  posar  junto a las obras de los artistas.

¿Bajo qué objetivos abre la Esmeralda?

¿Por qué surge la Esmeralda?

Preguntamos al arquitecto, con ese romántico asombro que hormiguea por las venas de todo periodista cultural.

Nosotros pensamos que los artistas se han ido apagando, ya sea por la vejez o por la falta de dinero. Lo cual los lleva a malbaratar sus obras. Nosotros queremos buscar la dignificación del artista. Pero en la Esmeralda también queremos organizar subastas, porque también nos asiste un enfoque social. Y nos gustaría apoyar al grupo de damas de Santiago que integran la organización Cáritas, del Cercado.

Ahora pasamos al patio de la casona, donde a los teatreros ya se les antojó montar sus obras y a los poetas leer sus poemas y a los yoguis practicar la yoga. En la imaginación del Arquitecto Torres ya suenan los arpegios de la gastronomía norestense, mientras los efluvios de un Gato Barbieri nos invitan a degustar el último tango en Santiago…


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