Suscribete

 
2096 9 Mayo 2016

 

 

INTERÉS PÚBLICO
Independientes
Víctor Reynoso

 

Puebla.- Ya hay candidata independiente en Puebla. El registro de Ana Teresa Aranda fue atropellado y polémico. Contó con el desfavor del Instituto Electoral del Estado, pero con la comprensión del Tribunal Electoral de la Federación. Ya habrá ocasión de analizar la actitud de los dos organismos. Por lo pronto conviene poner esta candidatura en el contexto.

Las candidaturas independientes han sido uno de los temas de nuestras elecciones recientes, y lo seguirán siendo de aquí a la elección presidencial del 2018. Por lo que vale la pena comparar la candidatura de Aranda con la propuesta más elaborada que hasta ahora sobre ese tipo de candidaturas, la de Jorge G. Castañeda. Primero en un artículo en Nexos y ahora en un libro (Sólo así: por una agenda ciudadana independiente, ed. Debate, México, 2016) propone una candidatura para la presidencia de la república que incluye cinco características.

La primera es que sea única. Muchos candidatos independientes no tendría sentido: sólo lograrían diluir el descontento frente al sistema actual (la “partidocracia”) y con ello perpetuarían lo que quieren cambiar. En el caso de Puebla en 2016 este requisito se cumple, aunque no porque así haya sido decidido por quienes se oponen al status quo partidario actual, sino porque así se dio: solo una candidata obtuvo el registro legal. No hubo un grupo de personas o de precandidatos que se unieran en torno a la candidata independiente única.

La segunda característica que la esa candidatura única tenga un programa. Está muy relacionada con el título del libro: una agenda ciudadana independiente. Castañeda centra esta agenda en el combate a la impunidad, y desde ahí en la lucha por el respeto a los derechos humanos y contra la corrupción. Ahí estaría el centro programático de la candidatura. Ahí está el núcleo del argumento de este autor: los partidos políticos ya demostraron que no quieren o no pueden resolver estos grandes problemas nacionales (impunidad, corrupción, violación de los derechos humanos). Sólo se resolverán, a su juicio, desde fuera de los partidos, con un candidato independiente con las características señaladas en su libro.

El tercer requisito es un equipo de campaña. Suena sensato: una persona no hace una campaña ni una candidatura. Requiere de un equipo. Esto es obvio. Lo que no es tan obvio es que el equipo es parte integral de esta nueva opción: no es solo un instrumento en manos de una persona presuntamente excepcional llamada candidato independiente.

Lo que queda más claro con la cuarta característica, muy ligada a la tercera: un equipo de gobierno. Castañeda no está proponiendo a una persona, sino a un equipo político, a un grupo de personas organizadas para acceder al poder y ejercerlo. Si al lector esto le suena a partido político, tiene razón. La propuesta de Sólo así no es de una persona, sino de un partido político nuevo y coyuntural, que supuestamente podrá hacer lo que los actuales ya demostraron que no pueden: acabar con la corrupción, la impunidad y la violación a los derechos humanos.

La quinta y última propuesta va en la misma línea: una planilla de candidatos independientes: “DF, Senado, Cámara de Diputados, Delegaciones, Asamblea del DF” (no menciona gobernadores, ayuntamientos ni diputados locales). Un partido para la coyuntura, más que un candidato independiente sin más.

No suena mal esta propuesta, aunque despierta muchas dudas. Tiene importantes virtudes. La primera es que supera la dicotomía políticos malos/ciudadanos buenos. En esa misma línea, no descansa en las cualidades de un ciudadano supuestamente impoluto o excepcional, sino en una propuesta programática (la agenda ciudadana) y en un equipo amplio: de campaña, de gobierno, de candidatos. Esto es lo que bajo cualquier definición sería un partido político. Pero un partido outsider, ajeno a los intereses creados de la partidocracia.

Lo difícil es armar ese partido o esa organización de aquí al 2018 y luego, en caso de ganar, ponerla a trabajar eficazmente. Designar al candidato sería el problema menor. ¿Quiénes sería su equipo y sus planillas? ¿Se aceptarían excluidos de otros partidos políticos? ¿Habría ciudadanos sin militancia partidaria suficientes en cantidad y calidad para llenar esos espacios? ¿Se lograría el “trabajo en equipo”, la “acción colectiva” en un grupo formado en unos cuantos meses?

Volviendo a Puebla, es claro que la candidatura independiente solo cumple con la primera de las características: es única. No hay programa, agenda, ni equipo de campaña y de gobierno. La explicación es clara: no hubo tiempo. Castañeda hace su propuesta a principios de 2016, dos años y medio antes de la elección. Ana Tere hizo la suya a escasos meses de la elección poblana. No tuvo tiempo para armar una agenda y un equipo. Aunque hubieran fortalecido notablemente su candidatura.

La cuestión de los candidatos independientes va adquiriendo importancia, tanto en el debate como en la práctica política. Es de esperarse que, directa e indirectamente, fortalezca el interés público.

* Profesor de la UDLAP.


Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com