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2097 10 Mayo 2016

 

 

De bromas y política
Samuel Schmidt

 

Ciudad Juárez.- Kundera relata en su libro La Broma, una travesura de un estudiante que lo perseguirá por el resto de sus días. La broma del estudiante tuvo la osadía de burlarse de un dogma político, y esos dogmas son muy parecidos a los religiosos, lo que los eleva a una categoría casi de intocable.

La transgresión en política y religión es vista con extrema desconfianza y castigada férreamente.

Hace unos días buscando una referencia a un ensayo mío, encontré en google una nota que decía que soy cercano al PRD y que fui precandidato a gobernador del partido. Una cosa es cierta, la otra no.

Resulta que en una cena de amigos, yo inquirí sobre la calidad de los candidatos a gobernador de Chihuahua, y uno de los comensales, ex presidente del comité municipal del partido en Juárez me dijo:

-Pues lánzate tú.

Por supuesto que todo era risas, especialmente porque ya había corrido mucho vino tinto por las copas.

Pasaron los días, me fui de vacaciones, y me llegaron correos insistentes diciendo que ya había hecho las consultas pertinentes y había acuerdo generalizado en que yo fuera el candidato.

El sabía que todo había sido una broma, que convirtió en cosa seria, y yo cometí la imprudencia de permitir que la broma continuará hasta la presentación de unas líneas donde yo decía querer ser pre candidato.

Al presidente del partido le mencioné que todo era broma y no obstante que mi sentido del humor no es el de los políticos, insistían en que me lanzara.

Les expliqué que yo estaba por abandonar el país para un proyecto nuevo y ellos querían que pospusiera mi viaje hasta después de las elecciones; era claro que nadie pensaba en que yo ganara, pero había otras ganancias.

1.- Importaba poco que yo no fuera miembro del partido, mi candidatura permitiría que las facciones dejaran de pelear y se unieran para aumentar un poco su magra porción electoral.

2.- Confiaban que un académico, sin mancha política y por supuesto, sin historias de corrupción, fuera capaz de elevar el porcentaje de elección, lo que les permitiría tal vez aumentar el número de diputados –suponiendo que el candidato a gobernador arrastra consigo votos para diputados–, y aumentaría las prerrogativas de ley, lo que le daría un respiro financiero a aquellos que no tenían el nivel, ni la reputación para competir.

3.- Uno de los elementos centrales era quién iba a manejar el dinero, porque las campañas sirven para generar un ahorro personal que no se logra de otra manera.

4.- No llegamos al momento de armar el listado de candidatos, que es básico, porque los nuevos políticos están centrados en lograr una chamba –normalmente bien pagada– postergando a un plano muy inferior la construcción de propuestas ideológicas.

5.- Mi no campaña fue sorprendente. Estudiantes que ofrecían todo su apoyo; miembros de otros partidos irritados, especialmente del PRI, porque tenía la capacidad de arrebatarles votos; el liderazgo convencional del PRD muy molesto porque les rompía paradigmas; mucha gente divertida, especialmente cuando salí a comprar un voto por un mazapán. Hay muchas anécdotas memorables que platicaré en otro espacio.

Cuando entré en ese juego no imagine que algún día google recogería información de todo, hasta de travesuras. Y claro que no tiene sentido ponerse a hacer desmentidos seis años después –aunque lo estoy haciendo– porque se interpretarán de muchas maneras.

Nunca he sido animal de partido. Mi paso por alguno de ellos fue fugaz y espero que google no lo descubra porque fue una experiencia decepcionante, la corrupción a todo lo que daba y la muestra de que el gobierno compraba todo, sin excluir a la oposición de izquierda.

Mi paso por el marxismo ideológico fue muy fugaz, aunque intenté recuperar la metodología para explicar al Estado, enfoque que hasta la fecha creo que es válido.

En honor a la verdad, el día que dejé de creer en dios, fue para no voltear a ver hacia dioses menores. El dios monoteísta es un intento brillante ante el que no puede competir Marx junto con su corte celestial (Lenin, Mao, Trotsky, Guevara, etcétera).

Mi broma acompaña a la relatada por Kundera aunque con menos dramatismo. A mi reputación la afecta poco esa “cercanía” con el PRD, y la referencia, que surgió con mi candidatura fallida para consejero del IFAI/INAI, en realidad no afectó ese intento, en el PRD habían cubierto la cuota y yo fui útil para distraer y mostrar competencia. A final de cuentas las cartas me las descubrió un senador del PRI.

-No te vayas con la finta, este es un reparto entre partidos.

Y yo sabía bien, que en el reparto no entraba.

Para el futuro cuidaré mejor las bromas, o no.


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