De tornados y vientecillos
Eloy Garza González

Monterrey.- A casi nadie convenció la Operación Tornado. Esperábamos ver detenciones inesperadas de ex funcionarios estatales. Como pasó con Andrés Granier y su hijo, el ex gobernador de Tabasco. O con el ex gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat. O con la maestra Elba Esther Gordillo, detenida y sometida en el aeropuerto de Toluca.

Pero en Nuevo León pasó al revés. Primero avisaron a los presuntos, les advirtieron en rueda de prensa que irían por ellos, que se ampararan, que fueran buscando un país sin tratado de extradición con México, que les harían un embargo precautorio de bienes, sin consecuencias legalmente graves. Todo entre bromas, vaciladas y chacoteo.

Como estos delitos no fueron “in fraganti”, pueden pasar dos cosas: una simple cita de comparecencia o la ejecución de una orden de aprehensión preventiva por delitos graves dado el monto defraudado. En cualquiera de ambas cosas, esta rueda de prensa estuvo de más. No sirvió para nada. Fue posar ante los medios y dispendiar protagonismo.

Mejor hubieran integrado bien la carpeta de investigación para pedir audiencia al juez de control ya con los imputados en la mano. A los presuntos no los atrapó el tornado, se lo mostraron con binoculares; recibieron el mensaje público de salir corriendo, les dieron tiempo para donar sus propiedades, buscar inconsistencias en las acusaciones, defender su reputación en medios masivos y en Facebook.

A la nube de reporteros de la rueda de prensa les regalaron sonrisas, alusiones de “ya merito”, de dos diputados federales sin nombre, de dos alcaldes como referencias, de una “armadora se coches”, así como entre líneas. Polvo. Humo. Nada. Y un tufo a simulación y a manejo electorero. Gran tornado que terminó en vientecillo pinchurriento.