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2142 12 Julio 2016

 

 

El sistema educativo y Steve Jobs
Eloy Garza González

 

Monterrey.- A Steve Jobs le caía gordo Barack Obama. Es extraño el menosprecio del fundador de Apple por el Presidente de EUA porque a ambos los unía una misma carencia afectiva: la ausencia del padre biológico. A los dos los abandonaron de niños. Obama fue criado por sus abuelos maternos y Jobs por una pareja clasemediera sin estudios universitarios.

El desprecio de Jobs a Obama creció con la presentación del iPad en enero de 2010, en San Francisco. La expectativa de esta tableta fue global, pero Jobs se enfadó porque Obama no fue para hablarle por teléfono y felicitarlo. De hecho, el Presidente no se había tomado la molestia de buscarlo desde su arribo a la Casa Blanca, en su primer periodo.

Pero Jobs se vengó de Obama en octubre de ese mismo año. El Presidente quería reunirse con los grandes tecnólogos de Silicon Valley y Jobs le mandó decir que si no le hablaba telefónicamente, no contaría con su presencia. Tanto así le valía madre Obama. Este cedió y se encontró a solas con un malhumorado Jobs que le profetizó maliciosamente que sería Presidente de un solo periodo. Y las quejas siguieron: según Jobs era más fácil montar una empresa en China que en EUA, por los excesivos impuestos y las normatividad asfixiantes del gobierno estadounidense.

Pero la principal queja de Jobs se dirigió al sistema educativo. Obama bien pudo emprender una reforma magisterial de gran calado pero se quedó a medias. La educación en EUA era anticuada, casi obsoleta. Más que una reforma educativa lo que Obama operaba era una reforma laboral. Había rezagos en el pago mensual a los maestros. Mes tras mes les faltaban al respeto nominalmente.

Según Jobs, los profesores de educación básica no merecían ser tratados como burócratas sino como profesionistas. El gobierno de Obama veía a los maestros como simples trabajadores de una cadena de montaje industrial. Más que profesores, el Estado los trataba como simples obreros. No había una verdadera delegación de facultades a los directivos escolares. Todo se tomaba mediante decisiones jerárquicas, por parte de políticos que no sabían nada de carrera magisterial.

Jobs opinaba que las escuelas deberían funcionar once meses al año. Y la queja principal: Obama no había modernizado el modelo del profesor frente a un pizarrón que lee ante sus alumnos libros de texto. El Estado, en alianza con la empresas privadas, debería suministrar a las escuelas materiales digitales e interactivos, donde cada estudiante recibiera información en tiempo real de sus avances personales.

Obama tomó nota de las propuestas de Jobs. Volvió a verlo un par de ocasiones más, pero no aplicó ninguno de los consejos del dueño de Apple. Pocos meses después, Jobs murió consumido por un cáncer de páncreas, y Obama logró reelegirse para un segundo periodo presidencial. Pero los planteamientos de Jobs siguen latentes lo mismo para EUA que para México, donde muchos mexicanos opinamos lo mismo que Jobs y tenemos el mismo menosprecio intelectual por nuestro actual mandatario.


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