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2160 5 Agosto 2016

 

 

La privacidad en las redes sociales
Eloy Garza González

 

Monterrey.- En la era de Internet la privacidad ha dejado de ser un valor defendible. El anonimato se evapora con un simple video en YouTube que se viraliza. ¿Quién cree de verdad, a estas alturas, que los videos caseros de socialites fornicando con sus novios son robos y no bien elaborados montajes publicitarios?

Muchos usuarios piden la exposición sistemática de su vida diaria como pasaporte de entrada a la sociedad del espectáculo. De esta manera, son cualquier cosa menos víctimas. Otros no se enteran de su condición exhibicionista pero si lo supieran tampoco les importaría mucho: la privacidad ha perdido relieve como valor.

Ningún nuevo profesionista evitará subir en redes sociales fotos comprometedoras por temor a complicar su “currículum profesional” en la búsqueda de empleo. Simplemente asumen que sus posibles empleadores sabrán distinguir entre destreza laboral y vida personal del contratado.

Mayoritariamente a los individuos nos da igual ser exhibidos siempre y cuando nuestros actos íntimos no sean materia de investigación gubernamental. Ahí sí cambia la cosa. 

El poder público, tan opaco, tan falto de transparencia, tiene la obligación moral de no escudriñar la vida de sus gobernados. El problema es que el poder público no tiene moral. El derecho a hacer con el cuerpo propio lo que se nos pegue la gana no da por sentado nuestro consentimiento de que una agencia de gobierno nos espíe bajo el pretexto de que al entrar a Internet el ciudadano acepta prácticamente la pérdida de su privacidad.

No se vulnera nuestra intimidad cuando nos abrimos de capa soslayando prejuicios ancestrales; se vulnera y se destruye cuando el gobierno ostenta su vicio ancestral de meterse en nuestra casa y en nuestras vidas “como ladrón en la noche”, diría la Biblia, buscando terroristas, opositores al régimen, o periodistas independientes.


 

 

15diario.com