MALDITOS HIPSTERS
Las bromas del Joker son para adultos
Luis Valdez

 

Monterrey.- Todavía recuerdo amargamente la ocasión en que fui a ver Batman Inicia y detrás de mí un par de niños de casi 4 años se la pasaron gritando; a mitad de la función se levantaron y comenzaron a correr por las escaleras y al mirar hacia atrás para reclamar a sus padres, sólo encontré a una adolescente apenada.

-¿No están sus padres? –le pregunté.

-No…

-¿Algún adulto?

Y se hundió aún más en su asiento con un claro reflejo de “trágame tierra” del Cinépolis.

La gente, incluidos los cuarentones que ahora llenamos las salas de cine, compramos vasos, figuras de colección y cómics de superhéroes, nos hacemos güeyes al momento de admitir que muchas animaciones de hoy en día NO SON PARA NIÑOS. Nos gusta acaparar el mercado, pero también cometemos el descaro de adultizar por conveniencia a los niños. 

Un amigo alguna vez llevó a su hijo a la película “Hombres de negro”, “porque me cae bien Will Smith”. Resultado: el niño se asustó en cuanto apagaron las luces y comenzó a llorar. ¿Y cómo reaccionó el padre? Se molestó porque tuvieron que salirse de la sala.  Era de esperarse.

-Lo hubieras llevado a ver una película para niños. ¿Era la primera vez que lo llevaban al cine?

-Sí.

Ahora, las salas para niños, que hasta tienen tobogán y alberca de pelotas, creo que se predisponen a que los infantes lo que menos harán es pelar la película. Es lo más seguro. No son salas baratas (¿qué es barato ahora en el cine?; ¿el Cine Raly?) y además hay que contar las palomitas que te acosan con su olor a mantequilla desde antes que entres al negocio.

Pero por supuesto que una película de animación como “La broma mortal” no la iban a pasar para niños, aunque los dos amigos y yo nos hicimos a la idea de que “vas a ver que habrá algún niño en la sala”.

No recuerdo eso. Sólo recuerdo que como era función especial (porque a DC le ha dado por vender sus películas animadas directamente al disco o archivo digital) las localidades estaban agotadas, y luego sólo cuatro, en distintos extremos de la sala. No importa, estábamos allí para ver la película y no para compartir palomitas.

Desde su aparición como novela gráfica firmada por Alan Moore (el mismo autor de V de Venganza, Watchmen y From Hell), esta historia se desligó de la categoría de un Batman para niños y adolescentes. Fue un acto de justicia darle su clasificación adecuada, aunque por supuesto hubo elementos que se alteraron.

Es el mercado. En los cómics ya no te puedes leer un arco argumental (que de por sí dura varios números, varios meses, un año) porque siempre te van a dejar dos sucesos extras que no vienen al caso pero son pistas para el siguiente arco argumental y gancharte un año más metiéndole lana al negocio de MARVEL o DC. Las películas que desembocan en Avengers lo tiene como una escena al final en cada una de sus aventuras. La película animada de “La broma mortal” tiene un intro erótico de Batgirl en una relación obsesiva dependiente de Batman, ese hombre maduro que la intimida y por el que ella cada vez da más. Hasta que, bueno, ya, queda el brasier encima de él.

¿El otro agregado? Algo que sucede con Bárbara Gordon después de que ha quedado lisiada por el ataque del Joker. Los que saben algo de Birds of Prey, tienen por conocido a una hacker que le hace a la heroína cibernauta por toda Ciudad Gótica. Pero, carajo… eso no es parte de la novela gráfica original. La historia debería centrarse en el Joker buscando demostrar que todos somos materia para volvernos locos. Y su historia personal, y la manera en que encara a Batman y éste intenta ayudarlo en sus problemas mentales… ¿Batgirl, qué?

Pero al menos de todo esto quedan un par de cosas demostradas: se instituye formalmente que las bromas del Joker NO SON PARA NIÑOS y que en el territorio de la mercadotecnia ya no hay historias cerradas o redondas. Adiós a las obras que abrían y cerraban todo. Es el tiempo de las sagas con trilogías y hasta siete u ocho libros (y hasta creo que ya salió uno nuevo de Harry Potter). Y las precuelas y… pregúntenle a George Lucas: Eso sí es una maldita broma para todas las edades.