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2162 9 Agosto 2016

 

 

“Tarifazos” en Pemex y CFE
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- Como era de esperarse, el gobierno federal volvió a recetar al pueblo mexicano nuevos aumentos en las tarifas de la gasolina y de la electricidad. En la opinión pública nacional queda otra vez comprobado, que lo que prometen los presidentes… resulta exactamente lo contrario.

Lo más lamentable es que la molestia popular solamente se manifiesta a través de las redes sociales, puesto que las grandes cadenas periodísticas, de radio y de televisión acallan el descontento ciudadano u ocultan el sentimiento de protesta generalizado de la gente.

Nadie olvida que después de aprobarse la Reforma Enérgica y la Reforma Hacendaria, las autoridades federales nos aseguraron que con esas modificaciones constitucionales ya no habría incrementos mensuales a los precios de la gasolina, del diesel, del gas y de la electricidad ¡por primera vez en cinco años!

Inclusive, se llegó a declarar que conforme se desarrollara el proceso de participación de las trasnacionales petroleras y eléctricas en el mercado nacional, los precios de la gasolina y de la electricidad serían más baratos para el consumidor.

Tal promesa gubernamental no se ha visto reflejada en los bolsillos de los mexicanos y muy probablemente nunca se reflejará en lo que resta del sexenio… por la caída mundial en los precios del barril de petróleo.

Por el contrario, una vez más, se hace patente el daño que las llamadas reformas estructurales le están haciendo a las grandes mayorías del país, pero sobre todo a la economía de las familias mexicanas.

El aumento en los precios de la gasolina y de las tarifas de electricidad no es más que el resultado de las malas políticas que el gobierno ha echado a andar, sin analizar las consecuencias para la economía familiar y para la salud financiera del país.

Los nuevos “tarifazos” de Petróleos Mexicanos y de la Comisión Federal de Electricidad son el resultado de haber permitido la quiebra de Pemex y de la CFE, a partir de la corrupción e impunidad rampante en dichas paraestatales, como estrategia para su privatización a manos extranjeras y nacionales, en lugar de ser la punta de lanza de nuestra soberanía económica.

Hoy se importan más gasolinas y muy pronto veremos a las nuevas empresas privadas vendiendo libremente los combustibles o suministrando energía eléctrica.

Sin embargo, tal parece que la falta de controles sobre la calidad de las gasolinas continuará y eso, a su vez, acrecentará otro mal social: la contaminación en las ciudades capitales de los Estados.

Tal parece que el gabinete presidencial simplemente considera que el pueblo seguirá aguantando y para ello simuladamente pide perdón o vuelve darle vuelo a lo que tanto prometió a través de campañas mediáticas.

Hasta ahora no se ha invertido en infraestructura para producir aquí la gasolina y generar más electricidad.

Hasta ahora no se ha dejado de importar combustibles de empresas extranjeras, ni se han dejado de vender los recursos naturales del país a bajos precios y, lo totalmente inadmisible, sin respetar los precios máximos que nuestras mismas autoridades impusieron.

Así, los “tarifazos” son el engaño más descarado del gobierno, puesto que también la millonaria deuda pública de Pemex y de CFE será pagada en parte por el pueblo trabajador. Otra vez se aplica la máxima de privatizar las ganancias y de socializar las perdidas.

Ya de poco sirve que las voces del pueblo exijan a las autoridades que cumplan su palabra y detengan el alza de los precios en los energéticos.

Pero, por los efectos colaterales en el precio de la canasta básica y de las tarifas del transporte, aunados al raquítico poder adquisitivo del peso y a los bajos salarios, no solamente agudizará la crisis económica y social que prevalece en el país, sino que levantará los ánimos del cambio.


 

 

15diario.com