Meade, relevo de Videgaray
Eloy Garza González

Monterrey.- El presidente Peña Nieto no quería que se fuera de su gabinete Luis Videgaray. No lo hubiera exculpado, como lo hizo, de la visita de Donald Trump a Los Pinos. Tampoco lo hubiera elogiado desproporcionadamente en tan ominoso acto de renuncia.

Hasta hace días, Videgaray tenía más influencia y peso específico en las decisiones del gobierno federal, muy por encima del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Si su salida hubiera sido para ser candidato a Edomex, hubiera sido menos intempestiva y sin especulaciones negativas que lastran para él esa opción electoral de reintegro.

Se habla de presiones del gobierno de Obama y de la propia candidata demócrata Hillary Clinton. La declaración de esta última de no aceptar la visita a Los Pinos abona esa especulación.

Otra versión apunta a la amenaza de renuncia múltiple en el gabinete de Peña, de los titulares de Gobernación, Relaciones Exteriores y la embajada de México en EUA, lo que pudo provocar una grave crisis de gobernabilidad.

Lo cierto es que el declive de la imagen de Peña Nieto es irreversible. Aunque le queda una última jugada radical, digamos que extrema: poner en la pista de lanzamiento, como candidato presidencial a José Antonio Meade, su delfín apartidista, pero con vínculos estrechos lo mismo con el PAN que representa Felipe Calderón, Salinas de Gortari, la cúpula de PRI y simpatías del resto del gabinete.

Meade ha sido un servidor público prudente, con la sensibilidad política de la que carece el altivo Aurelio Nuño, y con mejoras cartas de presentación que el controvertido Miguel Ángel Osorio Chong.

Si durante su gestión al frente de Hacienda, Meade incrementa uno o dos dígitos el PIB, su futuro como candidato presidencial está garantizado. Falta ver que tenga suficiente parque y empaque para tan delicada misión.