MALDITOS HIPSTERS
Instituciones públicas clasistas
Luis Valdez

Monterrey.- Hace unos días se hizo un tren del meme (moda en redes sociales) de la exhibición de Nicolás Alvarado por confesar que era clasista en sus gustos y por eso no le gustaba la música de Juan Gabriel. Quedó fuera de su puesto en la UNAM. ¡Pero si México está repleto de clasistas!

Un ejemplo: en rectoría de la UANL, los guardias trajeados no te dejaban pasar del lobby si eras estudiante y no buscabas a alguien de manera formal.

Otro ejemplo: cuando Carmen Junco era la mera mera de Conarte, en plena junta con los gremios se le ocurrió decir socarronamente: “¿Entonces ustedes son mis jefes, o qué?”; y uno de los vocales del gremio de literatura le contestó: “Por fin lo has entendido, sí, nosotros y los gremios somos tus jefes”; por lo que ella reventó soltando un manotazo a la mesa de juntas.

Un ejemplo más: en el Fondo Editorial Nuevo León la directora no se compromete a hacer una convocatoria abierta a propuestas editoriales de escritores, ilustradores y correctores, sino que se la ha pasado publicando a puros amigos suyos (siendo personas a las que debo confesar que yo admiro por su trayectoria y buen trabajo) hasta el punto de hacerles encargos. El resultado: libros muy buenos, pero con trabajos de un círculo cerrado al más puro estilo de una monarquía editorial.

Un ejemplo de editorial federal: hace un par de años en una presentación de la editorial Vaso Roto, la entonces encargada de la librería del FCE en Monterrey (que sólo leía Paulo Coelho y su sapiensa literaria llegaba al punto de que cuando escuchaba el nombre de José Revueltas, sólo se le ocurría el comentario graciosos de “así andamos como él” –¿comunistas?– …bien revueltas”) se maravilló por el nivel socioeconómico del círculo social de Jeanette Clariond y se le ocurrió decir: ¡La calidad de personas que por fin tenemos en la librería!

Es decir que los mexicanos, las universidades autónomas, las editoriales estatales y hasta las federales han tenido entre sus fila a gente clasista que piensa, dice y hace lo que se le viene en gana (porque a final de cuenta es lo que se les alcanza).

Así es nuestra realidad mexicana.