Amor a la Patria
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- La prolongada crisis social, política y económica que padecemos en México, sin duda alguna, es resultado de más de 30 años de imposición del modelo neoliberal.

Esta crisis ha generado cada vez más  millones de pobres, ha degradado el nivel de vida de las mayorías del pueblo, ha provocado más desigualdad social y mayor desempleo, ha destruido el tejido social, ha roto las cadenas productivas y ha llevado a la quiebra a pequeñas y medianas empresas, detonando la terrible violencia e inseguridad de la que somos víctimas.

Sin embargo, la consecuencia más grave que enfrentamos por causa de esta crisis, es la decadencia que padecemos por la pérdida de valores culturales, morales y espirituales y, más aún, por la falta de credibilidad en los gobiernos representados por distintos partidos políticos que han conducido hacia abajo el país sexenio tras sexenio.

Lamentablemente ha sido gracias al avance democrático de la llamada alternancia política, pero con un efecto social casi nulo. Eso sí, creciendo día a día más la pobreza y la desesperanza del pueblo de México.

Por esa precisa razón el grito de don Miguel Hidalgo y Costilla de ¡Muera el mal Gobierno! está más vigente que nunca.

Los mexicanos conscientes y valerosos debemos inyectarnos de ese valor y legado de lucha ejemplar que nos heredaron los próceres de la Independencia, de la Reforma y de la Revolución Mexicana, para continuar construyendo la utopía de que otra sociedad es posible, porque sí se puede revertir el actual estado de las cosas.

La búsqueda de la felicidad se debe llevar a cabo a través del amor al prójimo, del amor a la familia, del amor a la naturaleza y, sobre todo, del amor a la patria, pero una patria para todos y no para unos cuantos saqueadores insaciables.

México pertenece a su pueblo y no hay historia donde los cambios se den por sí solos. La unidad y la fuerza organizada del pueblo mexicano ha sido, es y será siempre el motor de las grandes transformaciones.

El hartazgo y la incredulidad ciudadana crece por la falta de respuestas a los problemas de la población, por las promesas falsas y mentirosas de los candidatos a la hora de promover el voto; por un sistema electoral mafioso y nada confiable; por la impunidad  imperante; por la falta de justicia producto de la violencia de estado, patentizada en más de 22 masacres (Aguas Blancas, Acteal, Juchitán, Chihuahua, Apatzingan, Tlatlaya, Tanhuato y Ayotzinapa, por citar algunas) que continúan impunes; así como por las miles de familias en las calles que reclaman a sus desaparecidos, producto de la mal llamada “Guerra contra el crimen”.

A pesar de todo este pesado fardo, los valores patrios siguen presentes entre mexicanos y mexicanas que aman su suelo, valor que inculcan con fervor a sus alumnos los maestros desde el aula, a pesar de estar bajo la metralla del desprestigio, humillación y denigración del sistema y sus corifeos.  

¿Por qué seguir callados?; ¿por qué mantenernos sin actuar?

¡Es hora! Es el momento de construir la felicidad de todos.

Es la hora de ir en búsqueda del bienestar social para que todo ciudadano viva mejor, para que pueda tener un trabajo bien remunerado, alimentación adecuada, vivienda digna y cubiertas todas sus necesidades básicas de índole material o biológica.

Un ser humano que vive en la pobreza, como la que padecen más de 80 millones de mexicanos o que vive en pobreza extrema como la que sufren 27 millones de connacionales, su principal preocupación es la sobrevivencia; es decir, cómo resolver el día para medio vivir.

Por ello, sostenemos y estamos seguros que el México bravo resurgirá de los escombros de la ignominia y por amor a la patria vamos a cambiar las condiciones de vida de los mexicanos, en particular de los que menos tienen. Vamos juntos por la transformación económica, política y social que México necesita

¡Viva México!

¡Viva un México para todos los mexicanos!