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2194 22 Septiembre 2016

 



El Bronco: una de vaqueros
Eloy Garza González

 

Monterrey.- En México los gobernadores operan como sheriffs. Dependen de un poder central, pero gozan de la suficiente libertad para hacer justicia por su propia mano. Los nuevoleoneses creímos que eligiendo a un candidato independiente, el sheriff (sombrerudo y jinete de Galeana), sería más justo y menos caprichoso. Así fuimos filmando entre todos una película del género western.

El malo era el exgobernador Rodrigo Medina y su suerte estaba echada: terminaría en la cárcel como escarmiento a tanta fechoría. Creímos que esa era la trama principal de esta película de dimensiones épicas.

Pero en el mundo de cine también existe un elemento denominado MacGuffin. La inventó un director genial, un mago del suspenso que se llamó Alfred Hitchcock.

Este elemento aparenta ser muy importante en el desarrollo de la trama, pero en realidad es un distractor; sirve simplemente para impulsar la historia, aunque su peso en sí mismo es mínimo o de plano inexistente.

El Halcón Maltés es el típico MacGuffin: un elemento totalmente secundario en la película que protagonizó Humphrey Bogart, donde lo importante es la conspiración entre malos contra un detective privado bueno, aunque bastante huraño.

El maletín que tanto persiguen los personajes de una de las tramas de “Pulp Fiction”, la célebre película de Tarantino, es otro MacGuffin. Nunca sabemos qué contiene en su interior, pero todo mundo se la pasa matando y deschongándose  por él.

La detención de Rodrigo Medina parecía ser la espectacular trama de la película del Bronco. Al menos fue el eje de su campaña electoral. Pero cuando ganó la gubernatura nos dimos cuenta de que era un MacGuffin.

Medina es un simple distractor para generar suspenso. El peso de los delitos de Rodrigo en realidad es un elemento muy secundario en la película que protagoniza el Bronco, a pesar de que todos los personajes del gobierno anden supuestamente tras él.

La ciencia cognitiva nos recomienda salirnos de la sala de cine cuando la película por la que pagamos no nos está gustando. Más vale perder el costo del boleto que malgastar nuestro tiempo sentados en la butaca, aburriéndonos de lo lindo.

Pero en esta película de vaqueros, los nuevoleoneses no podemos salirnos a la mitad de la película. Tenemos que tragarnos el cuento de que el MacGuffin era la trama principal, cuando su importancia es secundaria. Tanto, que los malos quedan libres y los buenos lo son para muchas cosas, menos para hacer cumplir la ley.

O somos muy malos para elegir gobernadores, o de plano nunca escarmentamos, ni en cabeza propia. En ambos casos, nos publicitaron una película que aspiraba a ganar el Oscar, cuando no se merece ni siquiera una pinchurrienta estrella.

 

 

15diario.com