Suscribete

 
2205 7 Octubre 2016

 



Kill your clown
Eloy Garza González

 

Monterrey.- En San Antonio se ha desatado un miedo colectivo a punto de expandirse por todo Texas: delincuentes disfrazados de payasos asaltan a transeúntes en la noche. O simplemente los golpean con bates y palos. Ninguna denuncia se ha presentado bajo estas características, pero el miedo ya prolifera.

Lo cierto es que, para delinquir, lo peor que pude hacer un criminal es andar por la calle pintarrajeado, con zapatos gigantes, nariz de esponja y atuendo multicolor. Sería rápidamente detectado por la policía.

Pero eso no detiene a la imaginación colectiva. Ya se graban videos para redes sociales con el hashtag “Kill your clown”. La nota es trending topic en el sur de EUA desde hace un par de semanas. Y ahí sí reside un foco de riesgo público que casi nadie quiere ver.

Y dado que a los regiomontanos nos encanta ir a la zaga de la moda gringa, ya se aparecen por aquí payasos vándalos. La única evidencia es el video de una sombra con atuendo de circo, que vaga por un paraje solitario. Pero las televisoras locales han puesto el grito en el cielo y previenen a los espectadores del peligro que corren si los sorprende en la noche un payaso con o sin malas intenciones.

También la prensa impresa se escandaliza con los dichosos payasos que podrían cometer delitos o vandalismo en Monterrey. No hay denuncias en contra de ninguno, no existe un solo testigo de robo con esa peculiaridad, pero ya se incuba una paranoia social, inducida por los propios medios masivos.

¿A dónde quieren llegar con semejante estupidez colectiva, que bien pude ser la continuación del chupacabras y las brujas de Guadalupe? Porque podría suceder que, azuzado por tantas noticias delirantes, un delincuente sí comience a asaltar peatones disfrazado de Pipo.

Durante el sexenio de Don Alfonso, el titular de prensa de gobierno soltó un león en el mero centro de Monterrey, desdentado y sin garras, pero adecuado para asustar a la gente y desviar la opinión pública de los asuntos políticos delicados.

Sería difícil, con tanto protector de animales actual, repetir el caso del león chimuelo paseando muy orondo por calle Morelos. Pero nadie protege a los pobres payasos locales de una posible histeria colectiva que mínimo los deje sin trabajo en las fiestas infantiles. O peor, en los festejos de gente adulta, donde tanta gracia provocan sus leperadas y chistes obscenos, con los que el propio padre Juanjo se carcajea, mientras descansa de sus censuras contra el Circo de los Horrores.

 

 

15diario.com