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2231 14 Noviembre 2016

 



COTIDIANAS
Veámonos ante el espejo
Margarita Hernández Contreras

 

Dallas.- Me interesa puntualizar algunas ideas a partir del triunfo del señor Trump. Para mí, el que haya ganado las elecciones es apenas un síntoma que sí me resulta preocupante. Él es meramente un espejo clarísimo de lo que como país hemos llegado a ser. Él simplemente nos refleja.

Él simplemente nos evidencia en dos grupos: uno que siente haber rebasado los prejuicios raciales, xenofóbicos y de exclusión; el grupo que acepta y tolera las diferencias de los ciudadanos que dan forma a este país: razas, colores, religiones, libertades individuales, preferencias sexuales, etcétera. Ese grupo, por un lado. Por otro, tenemos la tirantez con el grupo que se aferra a principios que en mi opinión son de carácter privado, como nuestras creencias religiosas, nuestra postura ante ser pro-vida o no, etcétera.

Ahora, muchos pueden estar identificados con Trump, regodeándose en el narcisismo, el famoso “Trump calls it as he sees it” (which is show I see it!) [Trump lo llama como lo ve (que es como lo veo yo)]. En cambio, otros decimos: ¿será que soy así? ¡Qué pena!

Por mi parte, yo no tengo ambages en decir que me ladeo políticamente hacia la izquierda. También puedo decir que mi trayectoria religiosa ha sido “escandalosa”: de católica ferviente, que prometió irse de monja a los 15, a atea de hueso colorado, a un reencuentro con mis raíces creyentes. No termino de declararme católica, no puedo por una u otra razón. Pero sí me considero cristiana, en el sentido de creer que el Jesús de la Biblia es el mejor modelo de ser humano al que pudiéramos aspirar todos en el mundo (aunque, también son nobles ejemplos el doctor King y Ghandi, que no cantan mal las rancheras). Para todos los actos de mi vida, siempre pienso en él (en Jesús) y en cuál sería su postura y la conducta que le gustaría verme escoger. Allí es donde a mi parecer tuerce la pata el señor Trump. Es un terrible, terrible ejemplo como hombre, jefe de familia y líder de un país poderoso.

El otro aspecto que considero jugó un papel importante para que ganara él y no Clinton, es porque supo en un buen momento llamarse pro-vida y que impondría alguna forma de castigo a las mujeres que abortaran. Yo no le creo. Simplemente por el tipo de hombre que ha demostrado ser, creo que dijo eso porque le resultó una poderosa conveniencia política. Esa es mi intuición. Ni cuando era nada más una celebridad de reality show mostró rectitud y corrección. Responde como cree que va a ganarse a la gente. Y acá en el Bible Belt  (franja bíblica) eso tiene un peso “pesadísimo”. Tengo amistades que son muy progresistas y hasta liberales; pero en cuanto mencionan el derecho a que la mujer decida sobre su cuerpo, se cierran y es un deal breaker (no hay acuerdo) total.

Confieso que en lo personal considero que la vida empieza en la concepción. Y haría todo en mis fuerzas por educar a los jóvenes para que practiquen el sexo con responsabilidad. Haría todo en mi poder por convencer a Valentina a que no abortara si llegase a resultar preñada en estos sus años mozos. Esa soy yo en lo íntimo y personal de mis convicciones; pero tratar de imponer esa creencia a Juanita, Lola y María, jamás. Si bien creo que estoy en lo correcto, no soy nadie para quitarles la autonomía sobre su cuerpo y su vida. Mucho menos penalizarlas por su decisión, por más equivocada que me parezca. Aquí también no sé qué diría el buen Jesús.

Yo no conozco mucho de política como para saber lo terrible, corrupta y ladrona que es la señora Clinton. Eso es lo que oigo por todos lados aquí en Dallas y en las redes sociales. La señora es vista como la peste. No entiendo por qué. Y eso que me considero una mujer razonable. La pusieron bajo la lupa y no la encontraron culpable de nada de lo que se le acusaba. Ahora, la señora es política, podría haber gato encerrado. Pero de ahí a deshacer su trayectoria y experiencia políticas, me parece que no estamos viendo la paja en el ojo propio. En cambio, a Trump todo se le ha resbalado, a pesar de pruebas irrefutables, se le ha perdonado todo porque “dice” ser pro-vida y conservador. Eso me da cosa. Esperemos que nuestros hombres e hijos no lo vayan a ver como ejemplo a seguir.

¿Dónde he encontrado consuelo? Los domingos tengo un “gig” de interpretación en una iglesia bautista de Flower Mound. El pastor es un tipazo, un joven de 40 años, guapo y muy preparado. Es brillante, convincente, cautivante y carismático. El caso es que el domingo pasado este pastor que está repasando el libro del Éxodo habló de la genealogía de Moisés. Si mal no recuerdo, Moy es producto del incesto. Y el pastor recalcó que Dios usa broken people (gente rota) para ejecutar sus planes. En ese momento se me vino arrebatado este pensamiento: “Trump va a ganar”, porque quién más roto que él. Luego dijo: Jesus is not up there biting his nails, worried about the elections. It doesn’t work like that. He already knows, and he’s fine with it. (Jesús no está allá arriba, mordiéndose las uñas, preocupado por las elecciones. No funciona así la cosa. Él ya sabe y está bien con ello)… Pero por otro lado, ¡sigo convencida de que la democracia rifa!

* Guadalajareña, vive en el área de Dallas. Es traductora profesional del inglés al español.
Para comentarios: mhc819@gmail.com.

 

 

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