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2237 22 Noviembre 2016

 



Norteamérica en su danza macabra
Eloy Garza González

 

Monterrey.- “¿Por qué hay personas dispuestas a pagar a cambio de sentirse extremadamente incómodas?” La pregunta la planteó Stephen King en su formidable ensayo Danza Macabra (1981), para ponderar la paradoja esencial del aficionado a la ficción de terror. Algo similar ocurre en los procesos electorales: ¿por qué hay personas dispuestas a votar a cambio de sentirse extremadamente incómodas?

La mayoría de los 60 millones de electores que votaron por Donald Trump (hombres blancos, que viven en ciudades menores a un millón de habitantes), se sienten extremadamente incómodas por fantasmas que no existen: los migrantes mexicanos que supuestamente les quitan los trabajos, la globalización que se lleva las empresas norteamericanas a otros países, los musulmanes que son terroristas potenciales.

Es la América profunda, racista e insegura, asaltada por sus miedos imaginarios, estrangulada por sus temores a la modernidad líquida y los nuevos modelos de negocio que la vuelven nostálgica del proteccionismo comercial. 60 millones de electores escapando de sus terrores comunitarios dando un paso al vacío. La política de la simplicidad que espera corregir asuntos complejos. La necedad del ignorante que se traga el cuento de que expulsando al migrante mexicano mejorará la economía doméstica.

En Twitter, Stephen King comparó a Donald Trump con uno de los más espantosos seres mitológicos de la literatura de terror, inventado por H. P. Lovecraft: “Últimas noticias, fuentes aseguran que Donald Trump es en realidad Cthuhu. El absurdo peinado no era tan absurdo al final. Allí se esconden los tentáculos”.

Pero Trump se parece más bien al vampiro de Salem’s Lot, la segunda de las novelas publicadas de King. El monstruo (que es una proyección colectiva) se apodera de la casa de los Marstens, esa mansión penumbrosa en la que se ha convertido EUA, y ahora comienza a succionar la sangre de sus pobladores, asustados y con la moral baja.

La narrativa de terror remueve los miedos más ancestrales de la gente. Dice Stephen King: "aunque los sueños inquietos del inconsciente colectivo puedan cambiar de década en década, la tubería que se hunde en ese pozo de sueños permanece constante y vital".

Una tubería que, tal como lo demostró la elección presidencial de 2016, está podrida e infestada de roedores. Como en la mayoría de las novelas de Stephen King, no habrá final feliz, porque nada se puede esperar del agua estancada.

 

 

15diario.com