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2261 26 Diciembre 2016

 

 

El botón nuclear en sus manos
Daniel Salazar M.

 

Monterrey.- Aún no asume el cargo de presidente en Estados Unidos, pero Donald Trump anunció ya la necesidad de reforzar y expandir la capacidad nuclear de su país. Un aterrador cambio en el reloj del juicio final –dice Chomsky–.

Durante su campaña, Trump ya había mostrado hostilidad contra el mundo civilizado al negar la existencia del cambio climático y al admitir el uso práctico de los transgénicos. Ahora como presidente electo, pone a la vista de todos, otra de sus múltiples amenazas: el “reinicio” de la guerra fría en una carrera armamentista nuclear de la que nadie quedará por fuera de su línea de fuego.

Del otro lado del Atlántico, en Rusia, Putin certifica con “elocuente belicismo”, que su nación es más fuerte que cualquier potencia agresora gracias a su sistema actual de misiles, capaz de evadir cualquier escudo enemigo. Los altos mandos de su Ministerio de Defensa (ejército y marina) puestos en alerta, no se permiten “ni un minuto de relajamiento” porque la situación internacional “puede cambiar rápidamente”.

El aumento del arsenal nuclear de estos dos países, pareciera no ser ninguna novedad ya que cuentan, desde hace tiempo, con misiles balísticos intercontinentales capaces de atravesar los sistemas más sofisticados de defensa antiaérea. Sin embargo, el anuncio del rearme y el particular historial bélico de la nación más poderosa del planeta, ha puesto a temblar la frágil quietud de las naciones amantes de la paz. 

Existen terceras naciones que poseen y han detonado armas nucleares por lo que son clasificados –junto a Rusia y USA– como “estados nuclearmente armados”. Forman parte de ese “selecto” grupo, el Reino Unido (Gran Bretaña e Irlanda del Norte), la República Francesa y la República Popular de China. Más allá, se encuentra Israel, como el único país depositario de armas nucleares, pero que no ha querido reconocer abiertamente su posesión, aun y existan suficientes indicios de ello. Se cree que actualmente cuenta con 100 o 200 cabezas nucleares.

El mundo da cuenta también, que Pakistán, India y Corea del Norte, han realizado pruebas nucleares.

Según expertos, un Estado-nación es denominado superpotencia nuclear, cuando es capaz de completar un ataque (o represalia nuclear) contra cualquier número de enemigos simultáneos, cualesquiera que sea su ubicación geográfica en el planeta. Al parecer, solo Rusia cubre hoy, plenamente, ese papel de superpotencia con lo que entonces pudiera entenderse mejor el reciente anuncio de Trump sobre “el necesario reforzamiento nuclear norteamericano”: “Los superaremos en todo momento y perduraremos sobre ellos”.

Rusia, heredera de lo que fuera la antigua Unión Soviética, se mantiene como la fuerza nuclear más grande del mundo (7 mil 500 cabezas atómicas), ahí donde la conocida central de Chernóbil tuvo entre sus cometidos, fabricar bombas atómicas. Mas, luego del colapso soviético en 1991 y de importantes acuerdos internacionales, los arsenales instalados en Bielorrusia, Kazajistán, Ucrania y Chechenia, fueron transferidos a la Federación Rusa.

Por su parte, Estados Unidos es poseedor del segundo mayor arsenal de armas nucleares del mundo (7 mil cabezas atómicas) pero, a diferencia de las demás naciones del mundo, es el único país que se ha atrevido a utilizar este arsenal en un operativo militar contra ciudades habitadas –Hiroshima (230,000 muertes) y Nagasaki–.

Otros tantos países forman parte de la temible lista nuclear: Pakistán, que se registra como la única potencia nuclear islámica; Corea del Norte, que a principios de enero de 2016 sorprendió al planeta realizando una prueba nuclear con bomba de Hidrógeno. Junto a Francia y la India, fueron estos lugares donde se han realizado los más recientes ensayos atómicos.

En cambio Sudáfrica, que entre estos últimos fue el primer país que construyó armas nucleares, pronto renunció a ellas. Se sabe que construyó al menos diez bombas atómicas de uranio enriquecido cuyas primeras pruebas fueron en 1977. Después de eso, fueron desmanteladas todas las instalaciones nucleares.

Desde aquel abominable “experimento” atómico del 6 agosto de 1945, en que el presidente norteamericano Harry S. Truman ordenara destruir la histórica ciudad japonesa, se han llevado a cabo 2 mil 45 ensayos nucleares. El mayor de ellos, se sabe, equivale a mil 500 veces la potencia de “Little Boy” usada en Hiroshima. Hoy se estima que cada una de las dos grandes potencias cuenta con mil 800 bombas listas para ser lanzadas en cualquier momento y que poseen submarinos nucleares indetectables, capaces de transportar más de 200 bombas de Hidrógeno cada una con una potencia cientos de veces superior a la de Hiroshima.

A principios de los 60´s, John F. Kennedy construyó misiles que al día de hoy siguen apuntando a Rusia y a China. Obama, muchos años más tarde y a pesar de haberse pronunciado en favor del desarme atómico, autorizó una “modernización” sin precedente de las fuerzas nucleares –un billón de dólares– que será utilizado a lo largo de 30 años. Hoy en día, este país tiene en Rumania y Polonia, instalados escudos antimisiles.

La irracionalidad capitalista nos lleva al límite. La vida en el planeta pende de un hilo, pues las potencias nucleares cuentan con una fuerza destructiva miles de veces superior a la utilizada en Hiroshima. Trump, que pronto tendrá en sus manos las claves nucleares, heredará “el botón” que podrá acercar a la humanidad a la catástrofe global.                 
                                              
deltarojo@hotmail.com

 

 

 

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