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mazatit 

  • El cuerpo es sabio; lo más humano es que siga su proceso
  • Ante la moral vaticana, lo que es crimen es ir contra natura

 
mazaEluana Englaro, como cientos de miles de personas en el mundo, lleva 16 años en coma irreversible, luego de que sufrió, en 1992, un accidente de tránsito, que la dejó virtualmente muerta, y ha sido mantenida con sus signos vitales en actividad gracias a tubos por los que respira y es alimentada; es decir los médicos han estado luchando contra la naturaleza, pero sus condiciones de salud se han agravado al sufrir una hemorragia; su estado es muy grave, en medio de la inconsciencia en que ha "vivido" todos estos años, causando un trauma permanente, una angustia desesperantes, un dolor profundo a su familia, a sus padres, sólo porque la moral católica considera que desconectarla de las tubería sería un asesinato. Qué barbaridad. Esa moral moralina de los teólogos del Vaticano no la puedo entender. Va contra natura. El cuerpo humano tiene memoria, el cuerpo humano es sabio, independientemente que esté mantenido con "vida" por medios no propios de la naturaleza natural del proceso de la vida.
Los médicos del hospital de Lecco, cercana a Milán, decidieron ya no hacerle ninguna transfusión a Eluana. Su padre, Beppino Englaro, está "sereno". Eulana sufrió en 1992 un accidente de tránsito que la dejó en coma irreversible. Tras una larga batalla legal para conseguir la interrupción de la alimentación, librada por su padre, el pasado 9 de julio el Tribunal de Apelación de Milán autorizó parar la hidratación y alimentación forzada, ante "la extraordinaria duración de su estado vegetativo permanente". El tribunal tuvo en cuenta "la extraordinaria tensión de su carácter hacia la libertad" y "la visión de la vida" de Englaro "irreconciliable" con la pérdida total e irreversible de las facultades síquicas y con la supervivencia "sólo biológica de su cuerpo". El padre de Eluana ha afirmado que su hija quedaría "finalmente libre de esa trampa de mecanismos médicos en los que ha estado atrapada más de seis mil" y seguiría el camino que le han indicado los jueces, pero que ese asunto tenía que ser "una decisión privada de la familia".
La sentencia reabrió el debate sobre la eutanasia en Italia y desde todos los estamentos sociales se levantaron voces a favor y en contra de la sentencia. En contra de la misma se manifestaron exponentes del Vaticano, entre ellos el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Angelo Bagnasco, que expresó su "preocupación" ante la posibilidad "de que se proceda a la pérdida de una "vida" por una sentencia". La decisión de la Audiencia de Milán fue recurrida por la Fiscalía, mientras el Senado italiano pidió al Tribunal Constitucional que se pronuncie sobre quién tiene atribución en los casos de eutanasia, el poder legislativo o el judicial, ya que esta cuestión no está regulada en el país. El presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, cardenal Javier Lozano Barragán, ha declarado que es "inconcebible pensar en matar a una persona de este modo".
Beppino Englaro, padre de Eluana, trasladó a su hija a una clínica en Udine (noreste de Italia) para proceder a la desconexión de la sonda nasogástrica con la que es alimentada e hidratada. Barragán recordó lo dicho la semana pasada por el papa Benedicto XVI, quien afirmó que la eutanasia es "una falsa solución al drama del sufrimiento", y reafirmó que para la Iglesia Católica la situación de Eluana "no tiene nada que ver con el ensañamiento terapéutico, que en este caso no existe". "Lo que quieren hacer, y esto hay que decirlo con realismo, es agregar a sus sufrimientos la muerte por hambre y por sed, una cosa inconcebible, un verdadero ejemplo de antihumanismo", dijo el cardenal. Para Barragán, "existe una sola circunstancia en la que la alimentación y la hidratación pueden ser suspendidos, y es cuando no sirven más para nada: en punto de muerte o ante la presencia de graves sufrimientos se puede hablar de la necesidad de un alivio, pero éste no es el caso de Eluana". "Espero que las personas que la tienen en su cuidado reflexionen sobre la dignidad de la persona y el valor de la vida. Si tienen una conciencia cristiana, deben saber que quitarle la alimentación es contrario a la moral cristiana, pero también que para la ley moral natural la vida es un sustantivo, no un adjetivo", advirtió Lozano Barragán. Pero quién le dijo al señor Lozano Barragán que la moral cristiana es la moral universal. La moral cristiana podría ser para los llamados "cristianos", pero no para los budistas, o hinduistas, o mahometanos, o agnósticos, o ateos, o miembros de religiones indias, indígenas.
La Asociación Derecho a Morir Dignamente considera que el decreto ley aprobado por el Gobierno italiano para impedir la muerte de Eluana es un "atropello" que atenta contra "la intimidad y los derechos básicos". De acuerdo totalmente con el portavoz de la asociación en Madrid, Fernando Marín, quien ha manifestado que la actuación del Gobierno de Berlusconi no muestra "la más mínima compasión por la familia de Eluana". Marín ha añadido que es una "canallada" que la Iglesia se sirva del caso de Eluana "como instrumento para difundir un mensaje que de otro modo no llega a la población". Según Marín, no se trata de una caso de eutanasia – tal como es entendida por los teólogos moralistas de la jerarquía católica, que en honor a la verdad se consideran los dueños de la "moral" universal, que en honor a la verdad, también, puede que sea un árbol de moras, sino de "respetar la evolución natural de la enfermedad, y que esta mujer, después de 17 años de duelo aplazado, pueda morir en paz". Marín ha hecho estas consideraciones después de que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, aprobara un decreto ley que prohíbe la suspensión de la alimentación e hidratación a Eluana o, en contra de lo autorizado por el Tribunal Supremo.
La verdad sea dicha, la "moral" vaticana en este caso es "inmoral". Va contra natura. Ya de por sí mantener con vida a un individuo artificialmente va en contra de las leyes de la naturaleza. Los seres nacen, crecen, se reproducen y mueren y la muerte es parte del proceso de la vida. Y si es usted creyente, la muerte es sólo una pascua, un paso, de una vida de sufrimientos a una vida mejorada. Es injusto mantener con "vida" a una persona que virtualmente murió hace 16 años. La eutanasia no es asesinato como lo proclaman los moralistas vaticanos. Como sus raíces griegas lo indican, es una buena muerte.

ESE ASUNTO DE DIOS

  • Todos somos dioses, dice Pablo de Tarso
  • ¿Una mercancía más de las religiones?

Dios ha muerto, dice Nietzche y con Marx defiende la idea de que Dios no crea al hombre, sino el hombre crea a Dios, y en cierto sentido ambos tienen razón. San Juan de la Cruz llama a Dios "la Gran Nada". Para Marx, las dos razones principales de la invención del mundo religioso son: dar un consuelo a los hombres de la miseria y sufrimiento existente en este mundo, y ser un instrumento de la clase dominante para el mejor control de la clase dominada. Para Nietzche, sirve también la primera razón, pero frente a la segunda presenta otra: la creencia en Dios es una consecuencia de la vida decadente, de la vida incapaz de aceptar el mundo en su dimensión trágica; parece apelar a una motivación sicológica: la idea de Dios es un refugio para los que no pueden aceptar la vida. Sin embargo, ambos en el fondo son creyentes; primero, porque no pueden dejar de lado a Dios; tienen que pensar, reflexionar, hablar de su no existencia. Tienen muchas razones para decir que no creen en Dios porque Éste, desde la antigüedad más primitiva, ha sido usado por las grandes religiones como una mercancía más para venderse, para atraer adeptos, y para defender que ellas son las únicas verdaderas y que fuera de ellas no hay salvación posible, mientras han vivido aliadas de los poderosos, de los detentadores del capital y de los medios de producción, y se han olvidado del humano que sufre, que padece los peores infortunios.
Y tienen razón también cristianos como Jorge Pixley. Únicamente el Dios que libera al débil y al pobre de la mano de sus opresores es verdaderamente Dios. Por tanto, el dios de las religiones estructuradas no puede existir, más que en las grandes pagodas, en los grandes templos hinduistas, en las mezquitas más sofisticadas, en las catedrales más opulentas, desde donde se expolia, se oprime, se enajena al ser humano utilizando el miedo al infierno, cuando Dios, el Espíritu del Universo, el motor inmóvilis, la causa causarum – porque la nada sólo produce nada y el cosmos, el universo, las plantas y los animales, los minerales y el ser humano no son nada, sino una realidad que tiene una causa primera – no es budista, judío, ni hinduista, ni cristiano, ni católico, sino el Misterio, el meollo del Reino del Espíritu, que es como un leif motiv que mueve el Cosmos desde el Caos, y el motor del Big Bang, que genera la vida. Pero las estructuras clericales lo han convertido en un producto mercadotécnico, más porque son empresas productoras y comercializadoras que tienen que obtener ganancias suculentas y qué mejor que vender esperanza, de la cual está ávida el ser humano.
Hay muchas razones que tienen mis amigos ateos para no creer en Dios. Razones, sin embargo, puramente producidas por el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el que controla el razonamiento, o mejor dicho la racionalización, pero, lo digo con todo respeto, no han desarrollado el hemisferio derecho, que es el que controla las emociones. Muchos teólogos discurren, por el contrario, en miles de razones para probar lo contrario: la existencia de Dios, pero también fallan, como fallan los racionalistas. Y resulta curioso que Einstein, la persona más importante del Siglo XX, físico y matemático de origen alemán, Premio Nobel de Física por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico, quien demostró matemáticamente que a las tres dimensiones del espacio físico había que añadir una cuarta dimensión: el concepto tiempo, y a cuyo encumbramiento ayudó su teoría general de la relatividad, así como otras investigaciones sobre la teoría cinética de los gases, confiese: "La generalizada opinión, según la cual yo sería un ateo, se funda en un gran error. Quien lo deduce de mis teorías científicas, no las ha comprendido. No sólo me ha interpretado mal, sino que me hace un mal servicio si él divulga informaciones erróneas a propósito de mi actitud para con la religión. Yo creo en un Dios personal y puedo decir, con plena conciencia, que: en mi vida, jamás me he suscrito a una concepción atea". (Deutsches Pfarrblatt, Bundes-Blatt der Deutschen Pfarrvereine,1959, 11).
Hay muchas razones para negar la existencia de Dios. Los agnósticos, de todos mis respetos, están en el intermedio: Dudan. Y dudar es sinbólico, positivo. Dubito, ergo sum, advierte René Descartes. Hay también muchas razones para afirmar la existencia de la divinidad, razones racionales como aquella de los teólogos medievales de que todo efecto tiene irremediablemente una causa y así hasta llegar a la causa de las causas, pero también son refutables, porque se refieren al dios que Nietzche o Marx rechazan. Ese dios que se presenta entre truenos, o zarzas ardientes y que se entroniza en los tronos de los reyes y emperadores, en las curules del Senatus romanus, o en las Pagodas del Oriente, o en las sillas presidenciales de las Potencias mundiales, o en el trono de Pedro, que adoran al dinero a costa de la expoliación de la fuerza de trabajo de las grandes mayorías, o como les llama Marx, del proletariado. Ese Dios ha muerto. Estoy de acuerdo. Mi profesor de Metafísica decía cuando estaba de acuerdo: "Me acuesto contigo".
Sin embargo, nadie puede negar la existencia de un Poder Superior, Nadie. Ni Nietzche, ni Marx, ni Sigmund Freud, ni el marxista más coherente y convencido. Y los creyentes no creen tampoco en ese dios rechazado por los racionalistas. Sólo por la fuerza de la ternura, el ser humano se descubre obra divina, Decir que "Dios existe", como lo afirman los teólogos de la liberación, no es lo mismo que decir "una piedra existe". Proferir la frase "una piedra existe" no modifica fundamentalmente nada en mi vida, como lo afirma el amigo Leo Boff. Pero si digo "Dios existe", todo se modifica, porque reconozco la existencia de un Sentido último que me acoge, que es el descanso de mi búsqueda, que conoce todos los meandros de mi camino, que es un espacio sagrado en el que no hay ambigüedad del bien y del mal, del sentido y del absurdo, que está más allá de lo que consideramos bien y mal y, sin embargo, es lo más íntimo y sagrado de mi mismo y de todo el universo.
Creer en Dios modifica totalmente mi vida y mi modo de ver e interpretar el mundo. Vivir a partir de esta creencia en Dios (creencia como fe y fe como confianza) es sentirse siempre acompañado, es contar con una Estrella que ilumina el camino, es contar con una Mano que nos da seguridad, nos ampara y nos lleva en su palma. Que en fin, las únicas, las únicas – no hay otras convincentes – razones para creer que Dios no existe, sino que "Es", son las razones del corazón, las que dicta el hemisferio derecho del cerebro.

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