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14 de julio de 2010
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FRONTERA CRÓNICA

Hora de la damnificación

JRM Avila  

Ahora que Ciudad Anáhuac resucita después de que la ahogó Don Martín y que algunos de sus habitantes saben lo que es vivir estacionados a la orilla de la carretera, aislados, sin alimentos, sin agua…

 

Ahora que el supuesto cadáver del Río Santa Catarina, tras resucitar, ha roto la camisa de fuerza con la que pretendimos contenerlo…

 

Ahora que el Huracán Alex ha evidenciado que, en lo referente a construcciones públicas y privadas, el rey va desnudo, y que en nuestro estado ninguna obra va más allá del relumbrón…

 

Ahora que una buena parte del Palacio Municipal de Linares se ha desplomado al humedecerse y desmoronarse los sillares que lo sostenían y que se suponían vigorosos…

 

Ahora que la damnificación que a su paso dejó el huracán ha hermanado a ricos, no tan ricos, pobres y no tan pobres…

 

Ahora que las inesperadas aguas del Santa Catarina y sus afluentes arrasaron con lo más alto y lo más bajo de Monterrey…

 

Ahora que el Huracán ha pasado y que las autoridades pretenden reivindicarse como autoridades apelando a la solidaridad para iniciar la reconstrucción…

 

Me quedan muchas preguntas que tal vez nadie lea, que tal vez nadie escuche, pero no por eso voy a dejar de hacer:

 

¿Seguiremos culpando de todos los destrozos a la madre naturaleza como si fuera una madre desnaturalizada?

 

¿Seguiremos construyendo presas a sabiendas que más abajo hay pueblos y ciudades que pueden ser arrasadas?

 

¿Seguiremos tratando de ganarle terreno a las montañas o a los ríos que de repente se acuerdan de que son ríos?

 

¿Perdonaremos como siempre a los funcionarios públicos que autorizaron la construcción de fraccionamientos en zonas de alto riesgo?

 

¿Pasaremos por alto a los fraccionadores que engañaron sin escrúpulos a quienes soñaron por tanto tiempo con hacerse de una casa y la perdieron en un día?

 

¿Absolveremos a quienes concesionaron y a quienes construyeron avenidas y puentes de tan mala calidad?

 

¿Permitiremos que vuelva a llenarse de negocios el cauce del Santa Catarina, olvidando que son un escollo cada que resucita el río?

 

La verdad, a veces no sé ni para qué pregunto.

 

http://fronteracronica.blogspot.com/

 

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