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29 de julio de 2010
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ANÁLISIS A FONDO

¿Bienvenidos al infierno?

Francisco Gómez Maza

 

Foro Nacional contra la Impunidad

Víctimas de la total indefensión

 

mazaimg“Bienvenidos al Infierno” podría ser la frase horrenda para promover a México como un destino turístico. El presidente Felipe Calderón quiere que todos hablemos bien del país. Eso es lo que más quisiera. Por supuesto. Hablar bien del país en el que nací, me he desarrollado como ser humano, como profesional, como ciudadano, y en el que moriré y serán enterrados mis despojos.

 

Pero sería una gran irresponsabilidad no dar testimonio de indignación. Por lo menos dejar registro de que ni yo ni muchos estamos contentos con las cosas que nos ocurren en el diario vivir. Cosas terribles, que afectan negativamente a muchos, a las mayorías, y mantienen millones de conciencias en la incertidumbre y el miedo, esa hebra maligna que corroe las fibras más íntimas del ser individual y colectivo.

 

En este contexto existencial, este miércoles se celebró en la ciudad de Puebla de los Ángeles, al oriente de ciudad de México, el Foro Nacional contra la Impunidad. ¿La impunidad es ya tácitamente una política de “Estado”? ¿Los habitantes de este gran país estarán condenados a sobrevivir en la indefensión? Reflexión que estamos obligados a pensar líderes de opinión, dueños de empresas de medios de publicidad y propaganda, medios de comunicación masiva, organizaciones sociales, y especialmente quienes detentan el “poder” del “pueblo”, términos tan fantasiosos como “Estado”, “Soberanía”, “Instituciones”, “derechos humanos”. Invitaría al mismo presidente de la república a afrontar esta absurda realidad. El lugar del mundo en donde pasa todo, hasta lo inimaginable, y no pasa nada…

 

El Foro Nacional contra la Impunidad, convocado por la Red de Defensa de los Derechos Humanos, se ha dado en el contexto mexicano, donde se violan persistente y sistemáticamente tales “derechos”.  Ejemplos sobran: el caso de los niños que murieron quemados en la guardería ABC de la ciudad sonorense de Hermosillo; la situación de indefensión de los familiares de los 65 mineros muertos en la mina de carbón de Pasta de Conchos en Saltillo, Coahuila; la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, que dejó a más de 44 mil trabajadores, y familias, integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas, sin trabajo; los casos de cientos de presos políticos y de conciencia, de desapariciones forzadas (que suman más de 300 en lo que va del sexenio que culminará en el 2012; la agresión a la Caravana Humanitaria a San Juan Copala, Oaxaca, donde fueron asesinados a mansalva los defensores de derechos humanos Bety Cariño y Jyri Jaakkola; la muerte de Fermín Mariano Matías, activista social, y de Lenin Ortiz Betancourt, hijo de dirigentes del Movimiento Democrático Magisterial Poblano. Sólo unos casos que duermen el sueño de los justos en la más absoluta impunidad.

 

¿Tendrán razón quienes concienzudamente afirman que el “Estado” fue creado para únicamente servir a los grupos privilegiados que dominan a la “sociedad”, presentado como algo que está por encima de la sociedad y es un medio al servicio de los grupos que detentan el poder real para controlar las conciencias y someter a las mayorías? Demoledora esta pregunta, inspirada en las reflexiones del maestro Clemente Valdés S. ¿Será verdad que el “Estado” es algo necesariamente opuesto a la idea de que la soberanía reside en el “pueblo” y todos los “poderes” públicos dimanan del pueblo?

 

¿Será verdad que, al inventar el Estado y colocarlo por encima de la sociedad, por encima de la población, ésta queda sujeta a la voluntad de quienes manejan ese Estado ficticio; es decir, los altos empleados públicos, los jefes militares, los latifundistas (que aún existen disfrazados), los grandes comerciantes, los líderes “obreros” y los líderes “campesinos”, los financieros y los industriales; es decir, los individuos y los grupos que, teniendo el poder real, utilizan ese Estado imaginario para proteger sus intereses, imponiendo, a través de ese ente invisible, un control sobre el resto de la población? ¿Será verdad que tales individuos y grupos son los verdaderos dueños del Estado y, por lo mismo, hacen y deshacen las reglas de Derecho que deben aplicarse en el territorio controlado por ese Estado imaginario y, a continuación, por manejarlo de acuerdo con las reglas de Derecho que ellos mismos hacen y que denominan Estado de Derecho?

 

Si estos cuestionamientos son falsos, los encargados por el pueblo de ser sus representantes, con el presidente de la república a la cabeza, deberán de probarlo con hechos, y aclarar todos los casos de injusticias dramáticas que siguen estando en la impunidad. Por lo menos, investigarlos y dar a conocer los resultados reales de tales investigaciones. Sería mucho pedir que los culpables, los autores materiales e intelectuales de las violaciones a los derechos humanos, fuesen castigados. En el fondo, estas reflexiones están presentes en el espíritu de quienes convocaron al Foro Nacional contra la Impunidad.

 

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