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10 septiembre 2010
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MUROS Y PUENTES
Falta verlos
Raúl Caballero García

Desde agosto corren las predicciones de que los republicanos las llevan de ganar, que los electores están disgustados con los demócratas, que van a castigar a Obama por la economía, por las promesas no cumplidas, por sus políticas, por lo que usted quiera... y puede que así sea.

Pero si bien es cierto que la mayoría de electores se manifiesta con opiniones desfavorables para el gobierno y para el presidente, e incluso las recientes y diversas encuestas de la segunda semana de septiembre lo confirman, también lo es que se ha detectado que esos electores que determinan las tendencias representan a un electorado siempre móvil e impredecible: los independientes, es decir, no se trata necesariamente de electores que abrazan a los republicanos per se.

Ahora bien, hace un mes se manejaban los resultados de ciertas encuestas aludiendo al electorado latino, señalando que la comunidad latina está decepcionada de Obama por su incumplimiento ante la reforma migratoria y otras críticas anexas en el mismo sentido en torno a los legisladores demócratas que se muestran amoscados ante las embestidas de los republicanos y los miembros del Partido del Té, que sacuden a diestra y siniestra —satanizando— el tema de los indocumentados, lo cual también es cierto; pero: no creo que los votantes latinos sean tontos, no creo que vayan a ir a las urnas a votar por los republicanos que abiertamente los rechazan y vituperan a los inmigrantes indocumentados y de paso a toda la comunidad latina. Uno se obstina en pensar que el electorado latino sabrá votar a su propio favor.

Sólo falta ver que sus líderes lo digan en voz alta —no importa que algunos se muerdan un labio para superar el incumplimiento de Obama en lo de la reforma migratoria y la falta de aplomo y de apoyo de algunos legisladores demócratas—; falta ver qué hará el Partido Demócrata (y la Casa Blanca y el liderazgo latino) para evitar que el voto hispano no sólo no vote en contra sino que no caiga en la inercia de la abstención, lo que sería igual de catastrófico.

No se trata pues del futuro de los demócratas. Se trata del futuro de nuestros barrios, de nuestros hijos; debe quedarnos claro —ahora, a poco más de un mes de las elecciones— lo que nos significa un Congreso demócrata y lo que representa uno republicano.

 

Director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital, en Dallas/Fort Worth, Texas; es escritor y periodista regiomontano.

 

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