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| 622 10 septiembre 2010 |
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El rock y el pop en el México de hoy La inquietud de escribir este artículo tiene dos fuentes indirectas: el capítulo dos de mi tesis de maestría, donde abordo un poco la historia del rock en México, y la inspiración que para el mismo brindaron los textos: Culturas híbridas, de Néstor García Canclini, e Ideología y cultura modernas, de B. Thompson. Hay otra razón: la opinión generalizada de amigos músicos y otros tantos apasionados de este tema de que en México, después del boom rocanrolero-alternativo que ocurriera de 1985 al año 2000, hay un vacío. No ha brindado (el mercado mediático) opciones audibles rescatables en cuanto al rock, opinión con la cual coincido hasta cierto punto. La cuestión a dilucidar es: ¿por qué ocurrió y ocurre esto? Pues bien, aventuro varias respuestas posibles a considerar: pensando en la execrable idea de que salir en la tele, en el radio, o lograr popularidad en las redes cibernéticas sean metas deseables (mismas que a muchos de nosotros nos importan un bledo) y sin menospreciar el tesón, sudor, esfuerzo y talento de grandes y excelentes músicos que desde hace tiempo son parte del main stream (El TRI, Maná, Café Tacuba, por ejemplo) y de otros tantos colegas que han logrado una fama mediática relativa y vivir de la música, hay que tomar en cuenta que: 1) Los factores decisivos que proyectan a un artista en los mass media tienen más que ver con los excedentes económicos del propio artista y, principalmente, con los “mecanismos estructurados” (B. Tompson) para la producción, recepción y difusión de su producto, es decir, con sus contactos logrados dentro de la industria o su formación en instituciones directamente relacionadas con el duopolio televisivo (Televisa y TVAzteca) y su extensificación a las radiodifusoras locales, más que con su “genialidad”. 2)-Esta “vaciedad” del rock nacional implica que hay otros géneros integrados al mercado masivo-global de los cuales está llena la industria: estilos, intérpretes y estrategias de difusión a las cuales los “mayors de la industria musical” (Canclini) dan la preferencia. 3)- La “glo-calización”(ibídem), entendida como la fusión de géneros populares regionales o marginados con las tendencias musicales masificadas impuestas desde los países imperialistas (Estados Unidos y el Reino Unido), cede su paso a otro tipo de “rescate” musical: el generado de antaño por los mismos mass media. No hay, en las propuestas musicales mexicanas actuales más difundidas, un intento de rescate de las músicas populares, como lo había en grupos como La Maldita Vecindad, Caifanes, e incluso, en el Café Tacuba inicial; quizá un poco en El Gran Silencio. Lo que hay o lo que ocurrió, fue un cambio de estrategia mercantil basada en la “nueva” difusión de estilos como el funk, el rap, la música disco y el punk (o “happy-punk”), el pop electrónico y el hard rock con toda su teatralidad. Lo que “hay” (¡ay!), está en la brillantez relativa de grupos como Moderato, Panda, Kinky, Belanova, Playa Limbo, Jot-dog o Motel, o solistas rescatables como Natalia Lafurcade. Lo que hay es una simple homogenización de gustos y preferencias reguladas por el mercado global: una demagógica democratización para el común ciudadano que se cree “libre e individual” a quien le cuatrapean la idea de ser famoso y ser artista, que son cosas distintas. Por otro lado, esas mega- imposiciones mediáticas llamadas “realitys” no premian la creatividad de las nuevas generaciones, pues la mayoría de la música que difunden en sus discos es la misma basura impuesta por el monopolio de Televisa desde los años ochenta. Sigo pensando entonces en llenar ese vacío con las propuestas que, aún desde la periferia urbana, podemos hallar en la naciente y diversa “canción de autor”, difundida todavía en peñas, antros y cafés bohemio-literarios, o en las tendencias musicales y artísticas que a su vez recomiendo como lectura y que están en el texto: “Cultura-contra-cultura”, de Carlos Martínez Rentería. Lo demás resultaría tiempo holgado y vida infinita para entrarle al mar de propuestas en el “My space Música”, en donde es de agradecerse ser apenas un granito de arena. Pueden visitar mi granito de arena en:
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