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10 Noviembre 2010
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Los aforismos de Margarito Cuéllar
Eligio Coronado

xoAlgunos escritores son tan creativos que no pueden constreñirse a un solo género y, muy pronto, a veces sin darse cuenta, su tinta se propaga hacia otros veneros y la cosecha no se hace esperar.

No hay un respaldo estadístico sobre a cuál género suelen saltar los cuentistas, pero es posible que lo hagan hacia la novela, por cuestiones de vecindad narrativa; los poetas tal vez lo hagan hacia el ensayo y los novelistas al cuento. Críticos y ensayistas acostumbran deambular por territorios similares.

Pero, ¿y el aforismo? ¿Cuándo la pluma de Margarito Cuéllar (Ciudad del Maíz, S.L.P., 1956) se decantó hacia este género conciso y sentencioso? El aforismo es un pensamiento breve con carácter definitorio que refleja la sabiduría de una persona (cuando el pueblo lo crea se llama refrán). En el caso de Margarito, sus aforismos (El sueño de la sombra & Spondylus*) reflejan desencanto, nihilismo, ironía y humor negro.

A través de ellos es posible comprender la construcción de sus poemas, el razonamiento lógico que los sustenta, su intención vital y la idea que los generó: “La buena escritura se moldea en el gimnasio diario de la vida” (p. 110).

Incluso es posible encontrar, inmersa entre sus reflexiones, un poco de materia poética no muy disuelta: “El instante (…) del relámpago ante la tormenta: su brillo es fugaz; sin embargo, se prolonga en voz de la lluvia” (p. 29). 

El aforismo no es un género diseñado para mentes divagantes, sino para el pensamiento curtido en la batalla de las ideas. De allí su proximidad con la filosofía: “Procuro no olvidar mis errores, no por jactancia, sino para llevar la cuenta” (p. 35).

El humor, ya se ve, libera a los aforismos de su rigor, pero no de su profundidad: “No acostumbro a fiarme de extraños, por eso no confío en mí” (p. 215), “Si piensas ahorcarte, hazlo desde un frondoso cedro, no desde tu árbol genealógico” (p. 214), “Si se te va la vida sin tomar decisiones, otros decidirán por ti; te enviarán la cuenta al cementerio” (p. 147).

Hay cierta conexión oral entre la poesía y el aforismo, y una fuerte conexión expositiva entre el aforismo y el ensayo, por lo que es fácil comprender su influjo entre los creadores literarios: “La sabiduría no está en los libros; si así fuera, las polillas serían sabias” (p. 120), “El amor sólo se ve con los ojos cerrados; al abrirlos desaparece” (p. 104), “No me niego al placer, pagaré la cuenta, pero sólo la mía” (p. 101).

Margarito Cuéllar. El sueño de la sombra & Spondylus. México; D.F.: Edit. Praxis, 2010. 218 pp.  (6.8 x 10.5 cms.)

 

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