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10 Noviembre 2010
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APUNTES DE UN HINCHA
Villa Toledo
Gerson Gómez

No hay credo mayor que la confianza en el balón. A veces caprichoso, se resiste al maltrato. Gira y con él, nuestro Universo.

Desde hace años, existe un oasis a las afueras de la carretera Nacional. Villa Toledo no es sólo un complejo habitacional residencial, de los Tamez y los Guzmán.

Es a donde llegamos los jugadores sabatinos. Los que por años hemos resistido al paso del tiempo, las lesiones, los ires y venires, los cambios de estado civil, los amores desamores, los nuevos alumbramientos y las ausencias forzosas.

A Toledo se llega con tachones, playera del equipo favorito, sin importar liga o color. Se arman las retas. Cinco contra cinco es una cancha larga. Seis contra seis es justa. Siete contra siete se corre el riesgo de empalmarse.
Toledo es una religión. 

Aquí brillan los desplantes. El regate, los pases justos. Las barridas leales. Las atajadas de último estirón.

Toledo ha tenido sus tiempos internacionales. Con asistencia comprobada de chilenos, argentinos, ingleses, americanos, y hasta una feroz chica ukraniana, que llegó a cubrir la defensa central.

Productores musicales, cronistas urbanos, cocineros místicos, músicos, pintores, poetas, narradores, críticos literarios, arquitectos,  ingenieros civiles y asociados, contadores, desempleados y en la nómina oficial,  prófugos del Tecnológico y del Universitario.

En Toledo la reta es la neta, para quienes el futbol no lo ven frente al televisor o en las gradas.

Para ganar, en Toledo, como en la vida, hay que sudar la camiseta.

 

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