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19 Septiembre 2011
15diario
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Triunfamos juntos o fracasamos por separado
Claudio Tapia

San Pedro Garza García.- Tomo la frase de Susan George, para advertir que los alentadores movimientos sociales que se gestan en nuestra ciudad, perderán el ímpetu de sus diferentes patrones de acción colectiva si permanecen dispersos. Unirse para evitar el desperdicio de la energía social transformadora se ha vuelto una cuestión vital.

El fracaso es inadmisible, nos jugamos demasiado. La crisis permanente del agotado sistema nos precipita a la autodestrucción y para impedirla tenemos que empezar por reconocernos los unos a los otros para poder actuar juntos.

Por eso vale la pena continuar con las reuniones públicas que los domingos a las 6 pm, frente al Museo de Historia, celebra un grupo plural de ciudadanos con el único propósito de hablar y de escucharse. Espero que ese sea el principio, a manera de ejercicio dialógico, de una mayor y más intensa participación ciudadana. No puede saberse cuánto durará ni a dónde llegará. Pero, ¿qué más puede hacerse ante el enorme déficit de ciudadanía?

Se trata de algunos cientos de personas ─en una ciudad de 4.5 millones de habitantes son muy pocas─ que han iniciado el camino para rectificar el error histórico de su inacción. Empiezan, creo, a percatarse de que la lucha de los ambientalistas, de los que buscan mejoras sociales y de los anhelan vivir en paz, son semejantes porque buscan el mismo bien común. Quieren lo mismo. Entonces, ¿por qué no unirse? ¿Por qué no hacer algo para fortalecer los vínculos entre todos los que aspiran a una vida verde con justicia y paz social?

Los que ahí se reúnen empiezan a darse cuenta de que la violencia sufrida está directamente relacionada con la crisis sistémica que estamos viviendo. Dejaron de escuchar a los fundamentalistas del dogma neoliberal con su discurso maniqueo de buenos contra malos.

Entienden ya que las amenazas a la seguridad no van a desaparecer tan sólo por vociferar el hartazgo y pedir renuncias esperando lleguen los redentores a instalarnos en la felicidad. Saben que todo va mal y que algo muy distinto habrá de hacerse para cambiarlo de raíz.

Para estos ciudadanos activistas, algunos de ellos integrantes de movimientos sociales claramente identificados, la crisis de seguridad plantea la gran oportunidad de iniciar la construcción de una sociedad más humana que viva en un mundo verde, en paz, con dignidad y con justicia social. Empezaron ya a ponerse en contacto e intercambiar correos en las redes sociales con el propósito de ver que se puede hacer para que sean más fructíferas sus acciones por el medio ambiente, la paz y la justicia, ahora aisladas y dispersas.

Pero, además de crecer en número, hace falta algo más: un paradigma. Me explico, creo firmemente en el poder transformador de las ideas y es por eso que supongo que falta, como elemento de cohesión social, la idea central que propicie el momento de cambio; se requiere imaginar una utopía verosímil, alcanzable, no una mentira piadosa ni una esperanza basada en la fe que sólo reconforta, sino la ficción fabulosa que una sociedad agónica, desesperada, está pidiendo a gritos.

Pensar que somos seres humanos sensibles, inteligentes y solidarios nos permitirá recuperar la confianza perdida y nos llenará de esperanza para empezar a imaginar otra forma de vida más humana basada en muy otro sistema de valores y creencias que revitalice a nuestra agónica sociedad.

Una comunidad en la que todos quepan, con espacios suficientes y oportunidades iguales para una vida satisfactoria y realizante es pensable si, unidos, creemos que se puede vivir una vida en la que la gente sea primero. Esa es la gran idea que debemos imaginar. Esa es la ficción verosímil de la que debemos partir.

Tenemos que cambiar a la de ya, de manera profunda, el modo de pensar, sentir y actuar de una mayoría históricamente ausente de la vida social y, para eso, no contamos con nada ni nadie más que con los nacientes movimientos sociales que actuando separadamente van a fracasar. No hay de otra. Tenemos que crecer y juntarnos si queremos triunfar.

claudiotapia@prodigy.net.mx

 

 


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© Luis Lauro Garza Hinojosa