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935 24 Noviembre 2011

MUROS Y PUENTES
Revuelo por portada del New Yorker
Raúl Caballero García

DThe New Yorker
allas, Texas.-
La portada del The New Yorker de esta semana (con fecha de Noviembre 28, 2011) es una de esas que causan revuelo en el país, se vuelven polémicas porque en la diversidad le sacan ronchas a los que les queda el saco y aplausos a sus contrapartes.

La edición mencionada todavía no termina de distribuirse y ya se tornó controversial; el dibujo de portada se titula “Tierra Prometida” y dado que es la portada del número que enfoca el Día de Acción de Gracias, expone con ese tema un dibujo alusivo al asunto más peliagudo en estos días: los inmigrantes indocumentados.

El mencionado cartón de la portada del New Yorker se debe al lápiz de Christoph Niemann, un inmigrante alemán, quien describe en él a un grupo de “pilgrims” —es decir los primeros inmigrantes, esos peregrinos que llegaron a colonizar lo que llamaron Nueva Inglaterra—. Aparecen bajo un cielo estrellado en la alta noche, apurados y corriendo y cruzando la frontera México-EU. En el centro se ve a una mujer cruzar por el piso, a gatas, a través de un agujero en la cerca de púas que divide ambos países; adelante de ella dos peregrinos indocumentados corren sudando; y atrás de la mujer, que tiene cara de angustia, vienen otros dos entre sigilosos y apurados. Todos transpiran miedo, asustados en las sombras nocturnas. Una metáfora irónica que sacudirá la conciencia de los antiinmigrantes viéndose en su propio espejo. Un recordatorio de que se habita un país de inmigrantes. Una estampa dolorosamente familiar para unos, indolentemente desconocida para tantos, y que se popularizará en los millones que leen la revista y los que la conocerán a raíz de la polémica que ya levanta.

El Día de dar Gracias se celebra este 24 de noviembre. En pocas palabras la acción de gracias se da (de acuerdo a la versión acaso más aceptada) por el hecho de que los peregrinos recién llegados, durante su primer invierno en las tierras que serían la colonia de Plymouth no tenían suficientes alimentos, por lo que los indígenas de la tribu Wampanoag les ayudaron. Les ofrecieron comida, les proveyeron de semillas y les enseñaron a pescar. Con el tiempo se convirtió en una fecha memorable. Hoy es una de las tradiciones más emblemática de este país.

Niemann fue entrevistado por el sitio Huffington Post el día en que apareció el cartón (el 23 de noviembre); el dibujante declaró que los políticos estadunidenses tienden a ser prácticos y supuestamente de mente abierta, “así que ¿por qué no espetarles en su cara esto?”, dijo en referencia a la visión popular sobre los inmigrantes indocumentados.

El debate, abundó, podría ser entonces sobre cómo se beneficia el país con la inmigración. Los Estados Unidos dependen de la inmigración, subrayó Niemann para enseguida añadir que la discusión en torno a los inmigrantes indocumentados se enriquecería si se enfocara en los beneficios que despliegan.

Así pues el dibujo de Niemann no podía ser publicado en mejor momento, el debate entre los aspirantes republicanos a la postulación presidencial (volvieron a debatir el martes 22 en Washington) versó sobre el mismo bla bla bla del que no se bajan, unos más grises que otros pero todos repitieron “lo mal que lo ha hecho Obama, lo mucho que reforzarían la frontera sur, lo criminales que son los indocumentados”, tralalá, tralalí; el de la inmigración indocumentada es uno de los grandes temas estos días y lo será en los próximos doce meses, hasta el día de las elecciones presidenciales (el 6 de noviembre de 2012) pues tal vez sea el tema que más divide por sus connotaciones políticas y morales y que sin duda tendrá un peso no menor en la balanza electoral.

El caricaturista transporta el discurso político antiinmigrante, lo desfasa aplicándolo a sus propios creadores, simbólicamente les aplica choques eléctricos en su propia epidermis, tal como algunos de ellos ha sugerido al proponer la electrificación de cercas fronterizas.

Por otra parte Niemann menciona su condición de inmigrante y dice que siempre le han sorprendido los muchos europeos con green cards que conoce, e igual sabe de otros tantos que no son inmigrantes legales “y eso, asombrosamente, nunca sale a la luz”. Señala que existe un trasfondo racista en ese debate, lo cual reconoce como extremadamente hiriente. No debería importar, para nada, la procedencia del inmigrante, dice.

Hoy lo menciona Niemann en el contexto de su dibujo, pero es un señalamiento reiterado por activistas, por opinadores y por políticos proinmigrantes que, sin embargo, se disipa en el conglomerado de la xenofobia y en la ignorancia o indiferencia de la mayoría.

Por eso momentos como el que abre la portada de esta semana del New Yorker son celebrables pues la controversia que escandaliza a unos le aclara la vista a otros.

Y ciertamente, son los moneros los que pueden condensar la discusión política en una imagen llana y simple, pero de gran contundencia.

Director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital en Dallas/Fort Worth, Texas.
rcaballero@laestrelladigital.com

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