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935 24 Noviembre 2011

¡Tome diabete-cola!
Nora Elsa Valdez

M
onterrey.-
Por favor, abra su mente para aceptar la posibilidad de que sea verdad algo que suena totalmente ilógico, pero que, si investiga seriamente, podrá comprobar que le puede devolver la salud y hasta salvar la vida.

Esta verdad es la siguiente: si un alimento contiene azúcar blanca o harina blanca, estos ingredientes se convertirán en ácido al llegar a su estómago, y esto hará que su cuerpo se acidifique. (Incluso la saliva en la boca y los dientes se siente ácida después de unos minutos de comer o tomar algo dulce o comer pan, y eso es lo que causa la caries porque el ácido destruye el esmalte, haga la prueba.)

Otra verdad: el jugo de limón o de naranja, sin agregarles azúcar, se convierten en alcalinos al llegar al estómago y alcalinizan nuestro cuerpo, a menos que la persona sea alérgica a los mismos.

Corolario: si lo que comemos contiene mucha azúcar, mucha harina blanca, y además tomamos otros alimentos que se convierten en ácido en nuestro estómago, como los lácteos, las carnes, los huevos y otros más, llenaremos nuestro estómago de ácido que quema nuestras células. Algo parecido a lo que sucedería si tomáramos ácido muriático.

Y como una reacción de nuestro cuerpo para proteger nuestra salud y nuestra vida, el cuerpo nos manda la señal de que tiene mucha sed, para que tomemos agua con la cual ese ácido se diluya y no queme nuestras células, principalmente las del estómago.

Esta acidez es la principal causa de la gastritis y de las úlceras en nuestro estómago o intestinos. Haga memoria y recordará que le da mucha sed o le duele el estómago después de comer tortillas de harina, o una hamburguesa, o algo muy dulce. O después de tomar un refresco azucarado, como todos los que conocemos. Sólo que aquí pasa algo muy peligroso.

Cuando tomamos un refresco cualquiera con mucha azúcar, como éste contiene agua, tenemos la ilusión de que la sed se nos quitará al tomar ese refresco, porque además nos dicen la mentira de que los refrescos quitan la sed. Pero esto no es cierto, pues el azúcar que contiene ese refresco que tomamos “para quitar la sed”, nos dará más sed, pues ahora el cuerpo necesitará más agua para neutralizar el ácido en que se está transformando el azúcar del refresco en nuestro cuerpo. Y mientras no sepamos esto, siempre estaremos buscando otro refresco o bebida con azúcar para “quitarnos la sed”, ¿No es esto una locura?

Pero aquí viene una segunda parte, todavía más peligrosa, que quizá usted ya haya escuchado, pero que nadie nos explica por qué sucede. El páncreas es el órgano de nuestro sabio cuerpo, encargado de segregar insulina para bajar el nivel de azúcar en la sangre cuando éste sube a niveles peligrosos para el cuerpo.

La labor del páncreas se equipara a la de un bomberito que apaga fuegos: el páncreas se activa y segrega insulina cuando le llega la señal de alarma al subir el nivel de azúcar en nuestra sangre, cuando comemos algo que tiene mucha azúcar o harina blanca. Y esa insulina baja el nivel de azúcar en la sangre y la normaliza para nuestra protección. Pero se supone que esto debería suceder esporádicamente o muy raramente.

El problema es que en nuestra cultura actual de comida chatarra, nuestra dieta está saturada de azúcares y harinas blancas, y esto hace que al consumirlas, se dispare continuamente la señal de alarma que recibe el páncreas para que éste segregue insulina, lo cual causa que el bombero del cuerpo se canse y segregue cada vez menos insulina. Hasta que el páncreas va dejando de funcionar por agotamiento.

Tanto segregar insulina lo agota, hasta que quizá deje de funcionar totalmente, y éste es el motivo por el cual aparece la diabetes: el escaso o nulo funcionamiento del páncreas que ya no puede bajar el azúcar en la sangre, por lo cual van apareciendo los síntomas de la diabetes. Y ya declarada la diabetes, sin la protección del páncreas, llegarán detrás todas las enfermedades de los diabéticos. Esta es la manera en la que, sin darnos cuenta, nosotros mismos vamos destruyendo nuestro páncreas, con tanta azúcar y harina blanca que consumimos.

Ahora pensarán ustedes que es un mito eso de que “el azúcar causa la diabetes”. Decir que esto es un mito es muy útil para los comerciantes que hacen negocio enfermando o curando a las personas de diabetes, sean refresqueras, farmacéuticas o quien sea que esté ganando dinero con quienes han caído en la trampa de enfermar su páncreas sin darse cuenta. El arma más útil para ellos es la descalificación, burlarse de los que dicen la verdad para que nadie les crea.

Puedo afirmar que la principal causa de la diabetes es el consumo de refrescos, porque he visto la evolución de esta enfermedad desde los años 50’s, cuando ésta era una enfermedad casi desconocida. En ese tiempo, los refrescos empezaron a invadir nuestra República Mexicana, desfilando desde entonces la Doble Cola, la Spur-Cola, la Pepsi-Cola, hasta llegar a los modernos refrescos de Cola y “de sabores” que conocemos, los cuales han sido la verdadera causa de que la diabetes aumente cada vez más, junto con la harina blanca, que también en aquellos tiempos era escasa, y con la cual ahora se fabrican toneladas de productos “alimenticios”.

En aquel tiempo se decía que no era bueno tomar refrescos porque eran sólo “agua pintada, con azúcar”, lo cual significaba que no eran productos naturales y que no tenían valor nutritivo, pues entonces se acostumbraba tomar café o tés de todo tipo de hierbas, o bebidas con leche que no tenía hormonas o químicos como ahora. Aunque esas bebidas ya se endulzaban con azúcar, era muy poca la que se consumía, pues sólo se tomaban con las comidas, ya que entre comidas se tomaba agua natural en vez de líquidos azucarados como ahora. Asimismo, se sabía que comer dulces causaba caries, por lo que se consumían poco, lo mismo que los refrescos.

Y existe otro fenómeno que ha ido en aumento, de forma paralela al aumento del consumo de refrescos y harina: la obesidad de todas las personas, niños y adultos. Antes lo normal era ser delgado. Ahora, curiosamente, la cantidad de personas con sobrepeso es cada vez mayor. Claro, hay que retener mucha agua y grasa para no quemarnos. Por eso es frecuente que el médico diga: “está usted reteniendo mucho líquido”.

Al pensar en dejar de comer galletas y pastelitos de todas clases, o refrescos, pensamos: entonces, ¿qué puedo comer que sea sano? Le daré la respuesta a la que siempre vuelvo a llegar cuando busco alguna dieta para adelgazar: coma muchas frutas y verduras, de preferencia crudas, además de granos, nueces, cereales integrales y muy poca carne, como los chinos. Que sean todos productos naturales, sin procesar y sin conservadores o colorantes. Y por supuesto nada de azúcar o harina blanca. O sea, la dieta de nuestros abuelos.

Esta era antes la dieta común de todo mexicano, y hoy se ha vuelto algo casi imposible de seguir por dos causas: 1) Ya casi no consumimos productos naturales, sin procesar o contaminar; 2) Con las prisas de la vida moderna, hoy consumimos comidas rápidas que no sabemos cómo son preparadas.

La modernidad nos ha llevado a una trampa, a un callejón sin salida, y necesitamos desandar el camino. El arquitecto Benavides, con motivo de la campaña para la prevención de la diabetes, entrevistó hace días al doctor Arturo R. Rolla, médico experto, por 40 años profesor de una Universidad de Harvard, quien dijo que la causa de la diabetes es la obesidad y que hay que hacer ejercicio. También dijo que la única solución que conoce es que hay que regresar a las dietas antiguas de cada cultura.

Todas las Universidades de Medicina y las farmacéuticas dicen que la diabetes te da porque estás gordo. Pero lo que no dicen es que estamos gordos porque el cuerpo tiene que acumular mucha agua y grasa para no quemarse por tanto ácido producido al consumir tanta azúcar y harinas blancas.

La diabetes, según ellos, es un oscuro misterio insondable que no saben lo que la origina, un monstruo desconocido que nos acecha a todos sin remedio, adultos y niños, y ahora han inventado que es hereditaria, por lo cual según ellos sólo nos queda resignarnos a esperar el día que nos alcance. Mientras tanto hay que estarnos midiendo todos los días el azúcar en la sangre, hasta que llegue el fatal día en que nos digan que ya somos diabéticos, para luego quedar condenados a una vida en la que nos irán amputando nuestros miembros poco a poco, e iremos perdiendo la vista y demás órganos, los cuales irá destruyendo, uno a uno, la diabetes.

¡Qué maravilla para ellos! ¡Cuántas ganancias para las refresqueras, las far-mafias y todos los que obtienen sus ganancias de la diabetes! ¡Cuántos honorarios médicos y de hospitales!

Por supuesto que nunca nos dirán que el remedio es tan sencillo como dejar de consumir sus dañinos “refrescos”, que mejor deberían llamarse venenos mortales, lo mismo que la harina blanca, o quizá llevar una etiqueta como el tabaco: “este producto es dañino para la salud y puede causar la muerte”.

Por desgracia, al igual que el tabaco causa adicción, también causan adicción el azúcar, la harina y la grasa, como lo comprobó un joven sano que casi pierde la vida en el experimento de comer todo un mes, únicamente en una cadena de comidas rápidas, y que filmó un documental sobre ello llamado Super Engórdame. Ahora nos será un poco difícil dejar todos estos productos a los que nos hemos hecho adictos.

El que ahora se esté conociendo esta verdad nos puede salvar la vida. Ya existe mucha información para comprobarla y no seguir con los ojos vendados permitiendo que otros hagan negocio con nuestra salud, nuestra vida, y la de nuestros seres queridos.

Para empezar una nueva vida, con una dieta saludable y sin diabetes, esta liga contiene mucha información: http://teatrevesadespertar.wordpress.com/2011/09/05/salud-dietas-alcalinas-y-acidas-adelgazar-sanar-y-rejuvenecer-equilibrando-el-ph/

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