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971 13 Enero 2012

El yoga
Alejandro Heredia

M
El Yogaonterrey.-
En la tradición occidental la filosofía es la piedra de toque del comportamiento individual o comunitario; en ocasiones instalado en la seguridad del pensamiento monolítico «monista», otras veces consciente de la mutación de las cosas y de la contingencia que implica el movimiento del tiempo, el espíritu y la materia. Las filosofías espirituales de oriente de alguna manera han estado comunicadas unas con otras, y uno de las prácticas espirituales vinculadas a todas ellas, fue y ha sido, el yoga.

Mircea Eliade, en El yoga, inmortalidad y libertad (FCE, cuarta reimpresión 2011), hace un recorrido sobre los distintos puntos de contacto de la disciplina con las variadas espiritualidades del oriente, analizando los principales postulados, orígenes, finalidades, funciones y técnicas.

El yoga con sus prácticas ascéticas (control de la respiración, retención de semen, entre otras), busca el dominio de sí, lograr un estado de trascendencia, de desapego de las cosas, con el fin de alcanzar un estado de gracia. Es ahí donde muchos hablaban que los practicantes del yoga eran magos o semidioses, la liberación propiciada por la meditación y la concentración, constituyen una dimensión específica del espíritu indio.

Como un crisol, el yoga, logra estar presente en todas y cada una de las espiritualidades presentes en la India, desde el budismo hasta el islamismo, desde el cristianismo hasta el brahmanismo y el tantrismo; el yoga logra relacionarse como una práctica que refuerza las meditaciones estáticas.

Eliade, señala las primeras manifestaciones del yoga en la India aborigen, donde se manifiestan tres posiciones espirituales: “1) el éxtasis específico del chamanismo; 2) la liberación mediante el samadhi (concentración suprema, ‘conjunción), propio del yoga clásico y; 3) la jivanmukti(liberado en vida) que se confunde casi con la ‘inmortalidad en el cuerpo’, forma particular del yoga tántrico y alquímico”.

Lo anterior nos da a conocer el carácter ancestral de esta disciplina la cual se manifiesta en las principales espiritualidades de Asia y Oceanía. La tendencia mágica del yoga también se vio relacionada con la alquimia, dado que “ambas trabajan sobre la ‘materia viva’ para transmutarla, es decir para cambiar su régimen ontológico, ambas persiguen la liberación de las leyes del tiempo, es decir, el ‘descondicionamiento’ de la existencia, la conquista de la libertad y de la beatitud”.

Mircea Eliade, expone cada una de las características espirituales del yoga, diferenciando casi al final del libro el chamanismo del yoga. “El yoga no puede confundirse jamás con el chamanismo, ni integrarse a las técnicas del éxtasis: el fin del yoga clásico sigue siendo la perfecta autonomía, el éntasis, mientras que el chamanismo se define por su esfuerzo desesperado por alcanzar la ‘condición de espíritu’, por concretar el ‘vuelo extático’”. El punto en donde confluye el yoga y el chamanismo es la búsqueda de la “salida del tiempo” y la abolición de la historia. “Pero en tanto que el chamán sólo puede obtener esa espontaneidad mediante su éxtasis (cuando puede ‘volar’) y únicamente dura el lapso que dura éste, el verdadero yoguin, el que ha obtenido el samadhi y se ha vuelto jivanmukta, goza continuamente de esa situación no condicionada, es decir, ha logrado abolir de manera definitiva el tiempo y la historia”.

El texto de Eliade es de gran importancia para comprender los fundamentos de la disciplina, en tiempos donde proliferan los centros de meditación y las clases a domicilio, no se debe echar de menos la lectura de un documento etnológico que nos describe pormenorizadamente una filosofía tan exquisita.

El yoga: inmortalidad y libertad / Mircea Eliade; trad. De Diana Luz Sánchez. — México: FCE, 1991. 336 p.; 23x16 cm — (Colec. Filosofía) Título original: Le Yoga. Inmortalité et liberté. ISBN 978-968-16-3529-9

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La Quincena Nº92

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