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976 20 Enero 2012

Crónica del Movimiento en la UAC (1983-84)
Jaime Martínez Veloz

S
altillo.-
1.- La elaboración de la propaganda. En los meses finales de 1983, en medio de un gélido invierno, un grupo de estudiantes y maestros de la Escuela de Arquitectura empezamos a organizar la campaña para la rectoría que debería producirse en los primeros meses de 1984. El programa de trabajo y la plataforma política quedó bajo la responsabilidad de Mario Valencia Hernández, Anselmo Pinales, Marco Antonio González, Claudio René Montoya, Víctor Manuel Silva y Gerardo Macías “El Negro”, Héctor Rodríguez Franco, “El Koty”, talentoso y creativo artista, se encargó del diseño de la propaganda.

La base social de Arquitectura estaba constituida por numerosos estudiantes y profesores forjados en las luchas sociales y universitarias de Coahuila. Considerábamos que existía una oportunidad de cambiar la Universidad Autónoma de Coahuila (UAC), donde el continuismo, la apatía y la burocracia detenían el ímpetu de participación y cambio de cientos de jóvenes que, conforme fue avanzando el movimiento, se convirtieron en miles de coahuilenses unidos por la causa de su universidad.

Para la impresión de la propaganda le pedí a Evaristo Pérez Arreola, gran amigo mío y dirigente sindical de la UNAM, que nos apoyara. Me mandó a la imprenta de Arturo Martínez Nateras, quien estando a punto de regresar las máquinas de una empresa editorial en quiebra, cambió su viejo “vocho” por el papel, la tinta y los negativos que requerían la impresión de 20 mil ejemplares del Estatuto Universitario, documento fundador de la UAC, mismo que nos disponíamos a difundir como primera acción masiva de nuestra candidatura.

Mario Loya, sindicalista universitario, se encargó del trabajo de imprenta, en largas noches en vela, en una vieja colonia de Tlalnepantla, en las orillas del Distrito Federal. El Estatuto Universitario era el fruto de la lucha por la autonomía universitaria librada de 1973 a 1975, donde se asentaba el derecho de todos, profesores y estudiantes, para elegir rector mediante el voto universal y secreto. Era un documento del que no era posible ya conseguir una copia. La rectoría lo ocultaba por temor a su contenido democratizador.

2.- Los preparativos para la batalla
“Cayendo el muerto y soltando el llanto” era un dicho en la Facultad de Arquitectura, muy expresivo, para cuando había que hacer algo en caliente. Lo pusimos en práctica cuando llegó desde México la propaganda en una camioneta pick up, vencida casi por el peso de la carga, los 20 mil ejemplares del Estatuto, carteles y el proyecto de Reforma Universitaria.

Para repartir el Estatuto Universitario nos organizamos en 49 brigadas integradas por más de 500 estudiantes, diez o doce compañeros por cada escuela. El 14 de febrero de 1984, desde las cinco de la mañana, todas las brigadas salieron a distribuir los miles de estatutos en los planteles de Torreón, Saltillo, San Pedro, Monclova, Nueva Rosita y Piedras Negras. Fue un golpe seco y sorprendente para el rector de la UAC, Óscar Villegas Rico.

 Acostumbrado a ordenar, no atinaba a medir las consecuencias de la acción sorpresiva de nuestras brigadas universitarias. La adquisición de los recursos, la impresión y el reparto se realizaron con el rigor de la acción clandestina, pues el clima era poco propicio y abundaban los porros, los delatores y los lambiscones. Además de los infaltables tontos útiles que piensan que el poder es eterno o una herencia graciosa del soberano.

El Estatuto era un documento que enteraba a estudiantes, maestros y trabajadores de sus derechos y obligaciones. Al mismo tiempo hacíamos un llamado al rector y a las autoridades universitarias para que antes de culminar su periodo en 1984, se llamase a un congreso para encontrar el camino para una verdadera Reforma Universitaria, a partir de la cual, en la institución hubiera legalidad y honradez, tanto en el manejo del presupuesto, en la aplicación de sus políticas académicas y laborales, como en el proceso de selección del siguiente rector.

No es exagerado afirmar que con esa acción, la Universidad se cimbró. A partir de esa fecha se les dieron instrucciones a los porros para que no dejaran entrar a ninguna escuela a los jóvenes de Arquitectura que quisieran seguir repartiendo este documento o desearan realizar actos públicos para su difusión. ¡La Ley universitaria era subversiva!

3.- Universitarios: les presentamos al Sr. Estatuto.
Así decía la presentación del Estatuto Universitario: La autonomía de nuestra casa de estudios es el fruto de una lucha prudente, combativa y perseverante librada hace ya once años por el movimiento estudiantil y por lo mejor de la comunidad universitaria de aquel entonces.

La Universidad Autónoma de Coahuila obtuvo para sus estudiantes, profesores, investigadores y trabajadores la capacidad de auto dirigirse. Asumiendo íntegramente esa función se dio a sí misma un estatuto ejemplarmente democrático que establece, como en ninguna otra casa de estudios nacional, la elección directa, universal y secreta, sin ponderación de ningún tipo, de las autoridades universitarias, desde el rector hasta los directores.

El Estatuto Universitario de la UAC es una pepita de oro en todos sentidos: lo es por su contenido, pero también por las dificultades enormes para obtener de él una copia. Por tales circunstancias, la Facultad de Arquitectura rinde homenaje a los pioneros del movimiento que produjeron la autonomía, y publica esta edición del Estatuto para que todos los universitarios tengan a la mano un ejemplar, y desprendan del conocimiento de sus derechos y obligaciones el ejercicio mejor y más consciente de la democracia.

Saltillo, Coahuila, 1984.

Dicha presentación la firmaba yo, Jaime Martínez Veloz, como director de la Facultad de Arquitectura.

(Primeros capítulos del libro Crónica de una utopía. Historia del movimiento pro-dignificación del la Universidad Autónoma de Coahuila. Editorial Gernika, que mañana sábado 21 de enero, a las 12 de mediodía, se presentará en la Unidad Campo Redondo de la UAC.)

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