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995 16 Febrero 2012

ANÁLISIS A FONDO
Norberto el panista
Francisco Gómez Maza

Los católicos, sin voto libre
Nada que atente contra los “valores”

Ciudad de México.- La jerarquía católica es hoy más que nunca brazo electoral del señor Felipe Calderón, para perpetrar al Partido de Acción Nacional (PAN) en el poder presidencial.

Los obispos, salvo uno (el de Saltillo), son fieles guaruras ideológicos del partido gobernante.

En esta ocasión, el encargado de poner a la jerarquía clerical al servicio de la campaña panista es el cardenal primado de México, Norberto Rivera Carrera.

No repara el prelado, y las autoridades panistas se hacen de la vista gorda, en un tácito acuerdo de simulación de laicidad, en que los artículos 130 y 24 de la Constitución general, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), así como la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público prohíben terminantemente a los ministros de culto inducir y participar en la política electoral, por lo menos.

El cardenal Rivera Carrera desafía de nuevo a la inteligencia de millones de mexicanos, al intentar inducir el voto del próximo primero de julio, con las 9 recomendaciones que el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México dio a conocer el martes anterior.

De entrada, el documento de la Arquidiócesis metropolitana destaca “la importancia y el deber de los fieles cristianos a participar en todo aquello que haga posible la construcción responsable del bien común de la sociedad”. Nótese que utiliza la expresión albiceleste de “bien común”. Y es que la ideología panista está fundamentada en la llamada “Doctrina Social Cristiana”, que fue la fuente de inspiración de diversos movimientos derechistas en el mundo.

Don Norberto hace un lado el “libre albedrío”, reconocido inclusive por la teología tradicional del catolicismo, al dictaminar que el voto no es libre, como lo ordena la Constitución política, sino que los católicos (y lo amplía para los cristianos) están obligados a votar.

La tercera recomendación inclusive lleva destinatario: el gobierno del Distrito Federal, pues advierte que los católicos deben votar por las alternativas que “promuevan y fortalezcan a la familia, teniendo en cuenta que el matrimonio constituido entre un hombre y una mujer son la base de la sociedad humana y cristiana, impulsando la educación de las nuevas generaciones en los valores morales y cívicos para su integración en el desarrollo social de nuestro país”.

Es decir, que el cardenal insiste en que en el Distrito Federal los católicos no deben votar por el PRD (Partido de la Revolución Democrática) y los otros partidos de izquierda, pues han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo y han despenalizado el aborto, en el marco de un ejercicio de pluralidad y respeto a la libertad de las personas.

Pero todas las 9 recomendaciones de la iglesia jerárquica del Distrito Federal, la “primada de México”, van dirigidas a apuntalar al gobierno panista.

1. Los valores de un verdadero humanismo que ponga a la persona y su dignidad humana en el centro del servicio del quehacer político, por encima de los intereses partidarios o particulares de los partidos y sus ideologías. No se refiere a la comunidad, a la colectividad ni menos al concepto católico de “asamblea”.

2. La educación, entendida no sólo como transmisión de conocimientos, sino como una formación integral, desde la más tierna edad, que promueva los diversos valores de la convivencia humana como es el respeto, la fraternidad, la corresponsabilidad, la justicia, la integridad, a fin de poder asumir las propias responsabilidades ciudadanas a su debido tiempo en la construcción de la nación, en justicia, seguridad y paz. No habla de la educación para la libertad.

3. La promoción y el fortalecimiento de la familia, teniendo en cuenta que el matrimonio constituido entre un hombre y una mujer son la base de la sociedad humana y cristiana, impulsando la educación de las nuevas generaciones en los valores morales y cívicos para su integración en el desarrollo social de nuestro país.

4. El combate a la injusticia social –dramáticamente presente en las abismales desigualdades sociales y el sufrimiento de la pobreza en la que vive sumida más de la mitad de la población del país–, mediante la creación de empleos debidamente remunerados, la implementación de programas sociales libres de paternalismos y clientelismos políticos que fomenten una cultura del trabajo, la solidaridad, el compromiso comunitario y el ahorro. No habla ni siquiera del concepto católico de la justicia distributiva.

5. La lucha contra la cultura de la corrupción, que debe partir de un historial limpio de los candidatos, un compromiso tangible de sus partidos por combatir y repudiar la deshonestidad, y propuestas que desalienten y sancionen rigurosamente esta práctica, pues hoy por hoy es el cáncer que consume al país y corrompe a las nuevas generaciones que ven en este mal algo natural o necesario. No habla de la democracia real en la que quien manda es la población y los “gobernantes” son empleados pagados que deben rendir cuentas.

6. La promoción de iniciativas para el desarrollo económico del país, que pasa por una serie de reformas constitucionales, aplazada una y otra vez por los intereses partidistas que frenan injusta e irresponsablemente el desarrollo de las futuras generaciones. O sea, el desarrollo económico implantado arriba, en las élites. Sin la participación accionaria de los trabajadores.

7. El combate al crimen organizado, que es deber irrenunciable del Estado, respetando en todo momento los derechos humanos y la salvaguarda de la paz social, no sólo con el uso legítimo de la fuerza, sino mediante una educación para la paz y en los valores morales y cívicos que rehaga el tejido social y nos conduzca a una reconciliación nacional.

8. El cuidado, la protección, la promoción y la integración social de las personas más vulnerables, los ancianos, los indígenas, los niños y los discapacitados, combatiendo toda discriminación, maltrato y marginación.
9. El cuidado y la preservación ecológica y de los recursos naturales de la nación, sensibilizando en su cuidado, combatiendo su explotación y contaminación, y educando a las nuevas generaciones en la responsabilidad de los bienes de la tierra que nos han sido confiados por Dios.

O sea, que todo proyecto social y político que no emane de la doctrina social católica o de los documentos del PAN no es votable. Ni el PRI ni la Izquierda.

Y el acto electoral cumbre de los obispos será la visita del papa Benedicto XVI del 23 al 26 de marzo.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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