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995 16 Febrero 2012

EN LAS NUBES
Cómo han pasado los años
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Tiene, en efecto, título de tango (Cómo han pasado los años) pero se circunscribe hoy a una melodía que el gobierno de Calderón puso en boga y de moda porque a él no le afecta en nada.

A escasos meses que abandone los Pinos y a que su sucesor o sucesora ordene desinfectar la residencia presidencial, se ufana en querer denigrar, a la mejor tiene razón, la única, a cuanto político de oposición ha ocupado cargos gubernamentales. Y en defender a los “suyos”.

Pero más la tienen quienes lo critican, nosotros entre ellos, por haber esperado hasta ahora, repito, si los desaguisados, llamémoslos así, pudieron ocurrir hace mucho tiempo. Años, lustros.

Se olvida, por supuesto de investigar los presuntos desfalcos con los gastos por el famoso Bicentenario, por la Estela de pus, por los donativos para engrandecer el rancho de Fox y muchos, muchos casos más que obran en la lupa de los diputados y senadores, que permanecen, en silencio.

¿Por qué hasta ahora se le ocurre llamar a cuentas a un montón de ex funcionarios públicos para denunciarlos  de robo hasta narcotráfico, sin olvidar otras linduras. Seguramente el más reciente libro de Julio Scherer García tiene razón que a Fecalh ello se le ocurrió cuando entre pecho y espalda tenía ya uno que otro  alipuz y  lo aceleró. Quién lo sabe. Pero vayamos por partes.

Seguramente se olvidó que las palabras, las oportunidades, pero sobre todo el tiempo, son cosas que en la vida pasan y nunca regresan. Pero creemos que no las tomó en cuenta como a las tres circunstancias que pueden destruir a una persona: el enojo, el orgullo y no reconocer errores etílicos, aun cuando el pueblo se lo reclame cotidianamente.

De pronto, sin decir agua va, subrepticiamente, no en forma oficial dio a conocer el Poder Ejecutivo que se investigaban a tres ex gobernadores de Tamaulipas, cuyos reinados habían concluido el más cercano hacía dos años, otro ocho y el tercero veinte. Cómo es posible que sea hasta ahora cuando les encontraron delitos que perseguir, pero por oídas. Comenzaron con el ex gobernador de Coahuila que tras denostarlo sigue en libertad. Y sí en cambio a funcionarios del gobierno federal, de la secretaría de Hacienda, a los que se acusa de cómplices, para no decir chivos expiatorios.

Colaborar con las pesquisas y recordarle también los casos más sonados de los ex gobernadores de Zacatecas, de Puebla, de Oaxaca, de Guerrero, de Sonora, de Chihuahua, de Veracruz, de Aguascalientes.

Pero su euforia de la que dio cuenta  el domingo último la revista Proceso seguramente hace olvidar a don Felipe de Jesús de esos ex funcionarios de primer nivel  que siguen presentes en la opinión pública, pero que nadie se ha atrevido a inmiscuirlos, ni la propia Procuraduría General de la República, porque acaso aún no había llegado el tiempo. Y por qué no remontarse a setenta años atrás y perseguir por “oficio” a quienes se presume que se llevaron el dinero del pueblo. Se lo agradecería con dos buenas botellas de brandy “presidente”, como al ex jerarca poblano.

No debería olvidar tampoco el egresado de la Escuela Libre de Derecho que tres cosas en la vida no deben perderse de vista: la honestidad, la esperanza, pero sobre todo la sobriedad que da la paz. Los amigos que fueron suyos, hoy brindan a los comunicadores, en este caso al autor de un libro, datos fehacientes que lo hacen aparecer como personaje de días sin huella, émulo de cualquier teporocho.

No mentimos, porque existen antecedentes que alguna vez esgrimieron en la Cámara de Diputados con pancartas. Qué triste espectáculo el que al fin de su sexenio nos brinda el esposo  abnegado, el amigo sincero, el compañero del trabajador y el redentor del pueblo. Entre comillas.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

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