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1031 6 Abril 2012

CRÓNICAS PERDIDAS
Soluciones integrales
Gerson Gómez

Monterrey.- Soy un asco como estudiante. No me va nada bien en la escuela. Mucho menos en el aprendizaje del idioma inglés, que es lo más rupestre que existe en el país.

Debimos incorporar el chino mandarín como segundo lengua y no lo obsoleto, pero como existían millones de instructores de lengua inglesa, que no podían echar a la calle, porque forman parte del omnipresente sindicato nacional.

El mandarín, la mera onda, desde la quiebra económica de los Estados Unidos de América, que se convirtió en la federación del norte (los más tolerantes), la federación del sur (racistas analfabetos), la federación del este (donde compran las drogas que consumen) y la del oeste (continente aparte, fruto de la ruptura de la falla de San Andrés), después, la burbuja inflacionaria no resistió más.

La quiebra llegó cuando el partido del MTV y VH1 promovieron a la presidencia a Lady Gaga y Madonna, contra las hermanas Kardishian.
La elección estuvo a punto de ser declarada nula, causada por los video escándalos, donde las ahora señoras Bush, principales inversionistas de las hermanas Kardishian, reciben cocaína en goma de mascar, bañada en jugo de petróleo de la mano de los herederos de Carla Bruni y Sarkozy.

El inglés es, por lo menos en las clases de lengua extranjera, el mayor infierno. Un tormento sin final.

Eso lo veo con claridad. Esto no es nuevo. Convivo con la ley del mínimo esfuerzo. Voy tirando de la cuerda, evito romperla. No hacer olas. Total, somos gente caminando.

Eso es el equilibrio. Sólo que ahora, la armonía está en peligro.
Hay un rumor.

Las filtraciones las hacen las secretarias, tan bellas siempre, tan olorosas a perfume imitado y con traje sastre de color verde limón.

Ellas, celosas de su deber, en el archivo secreto del jefe, conocen los proyectos a corto, mediano y largo plazo.

El memo tiene carácter de urgente y secreto, en la parta alta de la misiva.

Dice que la secretaria de educación ha puesto especial atención con la tabla de aprobados.

Que los grados superiores y todo el sistema se tambalea, ya no aguanta el índice aprobatorio universal inmediato: se tienen que improvisar medidas urgentes y dolorosas, pero necesarias.

No existen catedráticos suficientes, aunque sí dinero para pagarles, pero nadie en su sano juicio quiere sortear con los hijos de otros.

La existencia de mesa bancos en reserva escasea. El fabricante descontinuó las aulas móviles, cuando los institutos permitieron llevar los cursos en línea.

Pero una moda trae de regreso otra. Así como el cha cha chá, el danzón y la cumbia sampuesana. Eso, y los perfumes de jazmín. Que ambos, son actos de valor.

Y la nueva es ya no cursar online sino de manera presencial. Para atestiguar que se sabe.

El centro de la ciudad se ha vaciado.

Los suburbios contienen el noventa y ocho por ciento de los alumnos.

Quien visita el eje, tiene noticias de las hordas de vagabundos, desempleados, ambientalistas y burócratas que se han perdido en sus adentros.

Con la nueva disposición la revisión diaria y los exámenes a final de periodo serán un infierno.

Los maestros volverán a contar con el poder absoluto y total.

Leyendo una revista antigua de mi padre, de las que guarda en el garage, encontré la solución de una manera práctica.

Dice el anuncio: aprenda inglés mientras duerme. Se ha demostrado que durante el sueño nuestro aprendizaje continúa encendido.

Nosotros le ofrecemos la oportunidad para continuar ascendiendo en la escala social, mediante el aprendizaje.

Usted descansará lo acostumbrado, con los audiocasetes de Disney, cursará el idioma inglés.

Imagine dormir en la tranquilidad de la casa. Su recámara se convierte en aula, sin la necesidad de asistir a esas largas y tediosas sesiones, donde siempre termina con la cara de juat.

Ahora Mickey Mouse, Donald y Tribilín, sus instructores, le garantizan el conocimiento necesario, para que en breve, usted esté aplicando el examen Toefl y, por qué no, asistir a las más prestigiadas universidades de los Estados Unidos.

Invierta sabiamente.

Lo tengo decidido. Compraré el curso con los ahorros que tengo.

Lo único malo es el periodo de espera, que es de seis a ocho semanas, después de haber realizado el depósito en la cuenta de banco.

Se me revuelve el estómago. Mierda. Esto sí suena grave.

Me está comenzando a doler; ¿aguantaré o iré al baño?

 

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pq94

La Quincena N?92


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