ANÁLISIS A FONDO
Más futbol que debate
Francisco Gómez Maza

Entre Televisa y TVAzteca
Tigres-Monarcas, lo preferido

Ciudad de México.- Un breve sondeo entre familiares y amigos me reveló que, en eso de las preferencias, el gusto se rompe en géneros. Y los buenos cuacos, en el hipódromo.

Mi mamá prefiere ver Doctor House, ese arrogante personaje que salva el guión por su genialidad apabullante.

Mi hermano pequeño, el partido de futbol, pues ha casado una apuesta con el primo de Monterrey a favor de los Monarcas de Morelia.

Mi compadre prefiere el partido, porque quiere ver cómo los Monarcas zarandean a los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Mi abuelo –no lo puedo creer– está listo, con su six de chelas bien muertas, sus papitas fritas y cuadritos de queso doble crema para, dice él, ver cómo los Tigres doblegan a los Monarcas.

A mi mujer no le interesan ni el futbol, ni el debate. Ella prefiere terminar con la lectura de Caín, de Pepe Saramago. Ella dice que el futbol no le interesa, y que ya sabe de qué pata cojean los candidatos.

Mi colega periodista me confía que él preferiría ver tranquilamente el partido de futbol, pero que en el periódico le encargaron cubrir el debate y, pues, tendrá que sacrificar la goleada que espera que los Monarcas le receten a los Tigres.

No es ninguna encuesta científica. Es sólo la pulsación de los deseos de un reducido grupo de miradores de tele y de lectores. Revela que a la mayoría le importa un comino el debate entre Quadri, López Obrador, Josefina y Peña Nieto.

El debate en realidad no será debate. Sólo una presentación de algunos puntos que el IFE cree que son importantes, en los que coinciden o disienten los aspirantes presidenciales. No se tirarán al marco. No habrá goles ni golazos. Ni jugadas maestras.

Que qué defenderán los candidatos. Ya lo sabemos, me dijo la tía Espergenta: Quadri, las tareas de la Maestra. Josefina, la “diferencia” (quién sabe que sea eso; nunca lo ha explicado, ni lo explicará).

López Obrador, el “cambio verdadero” (tampoco se sabe qué es el cambio verdadero). Y Peña Nieto, sus “compromisos” (como que la alianza PRI-Verde se llama “Compromiso por México, y qué es eso).

Pero entre los presidenciables no habrá goles, compadre, me dijo mi compadre.

Y los goles son la cereza del pastel de cualquier debate.

El verdadero debate se dará en el engramado. Sobre el zacate, Tigres y Monarcas se entrelazaran con sus propuestas, vivas, activas, calientes, emocionantes y se tirarán a matar. Deberá haber goles, pues de estos depende que uno de los dos contendientes siga vivo en la liguilla.

Ambos eventos televisivos son producto de la mercadotecnia. El “debate” entre los presidenciables es un negocio del IFE con nuestros dineros, curiosamente avalado por Emilio Azcárraga Jean, el pintito, por aquello de hijo de tigre. El partido de futbol, un negocio de Ricardo Salinas Pliego.

Así que, mis amigos, no se esmere nadie, ni el dueño del IFE, don Leonardo Valdés Zurita, por cierto primo de mi amigo “El Chino”, brillante ingeniero químico, educador en el Poli y conocedor profundo de los abusos y costumbres de la cultura de los mandarines.

No se esmere también el ex gobernador de Zacatecas, coordinador de la campaña por el “cambio verdadero”, ni Luis Videgaray, del priísta, ni el villaflorense, el de Chepina.

Dicen que los tuiteros estaban muy enojados por el empalme del futbol y del “debate”. No lo creo. La verdad es que si Mitofsky hace una encuesta entre hoy y el sábado, descubrirá que el “debate” le interesa a muy pocos. La mayoría se irá al estadio o se quedará arremolinada junto al monitor de la tele. El próximo será un domingo como cualquiera. Los candidatos terminarán el día con el sabor del triunfo sobre sus adversarios. Yo, prefiero darle otra mordidita a Das Kapital.

A desfondo
Bueno, ya tenemos ley de protección a periodistas. Qué pasará ahora. Los periodistas que cubren las actividades bélicas del señor Calderón y de don Joaquín, ¿ya no serán madreados como lo fue la colega Regina Martínez Pérez, el viernes de la semana pasada? ¿Cogerán pronto al asesino material y al intelectual? ¿Y el centenar de periodistas asesinados en los últimos 17 años? ¿Por lo menos el medio centenar masacrado en la era calderoniana? ¿Actuará rápidamente el ministerio público en el caso de Regina? Puras preguntas que se quedarán en el éter, en el ciberespacio.

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