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1083 19 Junio 2012

 

Grillitos huerfanitos
Hugo L. del Río

Monterrey.- Nunca habíamos sufrido a una clase política tan huérfana de todo, lo que equivale a decir que los grillitos no tienen madre.

Las campañas son astracanes: es mejor reír. Pero cuando recordamos que uno de los cuatro será el próximo presidente de México, dan ganas de llorar.

La neta: Fox y Calderón son hombres de Estado comparados con el menú que nos ofrece el “sistema”. Y qué decimos los regiomontanos, puestos a escoger entre Margarita y Felipe.

“Monterrey está hasta la madre”, cabeceó hace días El País. Era una nota de Luis Prados sobre la narcoviolencia, pero igual se aplica al escenario más de grilla chafa que de política electoral.

Sí, estamos hasta la madre, y no sólo los regios: todo México está harto.

Que el cuchi cuchi de Jose, que el entusiasmo (je je) y las toneladas de confeti son la inequívoca manifestación de que las promesas de Peña Nieto nos enloquecen de felicidad.

Para el plebe, gobernar es actuar en una mala telenovela. El Peje no sabe hacer cuentas; y de Quadri, sus camionetas blindadas y su combi pero, particularmente, su compromiso con Elba Esther, mejor ni hablar.

A la sombra del Cerro de la Silla, lo único que sabe decir la aspirante panista es que nació en Monterrey y es orgullosamente regia.

El discurso de Felipe, mucho me temo, no está a la altura de las piezas oratorias ya no de Demóstenes, sino ni siquiera de Maderito: no va más allá de los mil 800 soldados, marinos y policías federales que va a contratar.

Enríquez también es malo para hacer cuentas. La proporción aceptada por casi todos los países, para que uno vaya al súper de la esquina con razonables probabilidades de regresar ileso a casita es de tres azules por cada mil habitantes.

En lo que queda de Monterrey vivimos aproximadamente un millón 300 mil batos y morritas. Luego, necesitaríamos poco más de tres mil guardias.

Lo peor es que en México la cantidad nada tiene que ver con la calidad y la imagen del militar mexicano incorruptible en su misión de proteger a la sociedad se fue al fondo del lago de sangre.

No digo que todos los hombres de los servicios armados son asesinos y pervertidos, pero la minoría que se corrompió es más que suficiente para inspirarnos una sana desconfianza.

Claro: los gendarmes son peores.

Tal y como veo a las personas y las cosas, creo que Siria es una excelente opción para vivir en paz.

Pie de página
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó el asesinato del colega xalapeño.

Ni modo que aplaudan el crimen.

Todo el mundo ha sentenciado que es inadmisible la matanza de periodistas. Pero la temporada de caza sigue abierta, sobre todo en Veracruz.

Los notables no dejaron espacio para la duda: desde la Secretaría General de la ONU hasta el alcalde del más pinchurriento pueblo del mundo, dejaron en claro que harán por nosotros todo lo que pueden hacer las palabras.

 

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