Dinero, playa e indignados
Alejandro Heredia

Monterrey.- En un mundo al revés, o del otro lado del espejo de Alicia, los protagonistas de la civilización del consumo vienen a Los Cabos, con el afán de buscar la receta, la solidaridad incondicional, nuevas estrategias para remediar los males autoimpuestos, la salvaguarda de los BRIC’s ante el sonoro desinflamiento de sus economías.

Sin embargo, el llamamiento de Barack Obama, hacia los líderes europeos de salvar el eurotitanic, es una muestra del gran nerviosismo del país norteamericano de las consecuencias que una profunda recesión pueda traerle a la deprimida economía estadunidense.

Los cruzados rinden pleitesía a los budistas que tienen la reciente costumbre de comprar oro, la nueva era en ciernes, debiera no solamente centrarse en el tema importantísimo de sacar al buey de la barranca (Estados Unidos y Europa) de la recesión apocalíptica.

Mientras tanto Felipe Calderón trabaja denodadamente para ganarse un puesto gerencial o al menos honorífico en lo mejor que sabe hacer: luchar en contra de los efectos perniciosos del cambio climático.

Angela Merkel vendrá a las playas mexicanas con un ánimo ecuestre: saber sortear el caballo salvaje francés no será empresa fácil, sobre todo cuando la chiquillada europea gusta de renunciar a esas prestaciones garantizadas por déficits fiscales.