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1103 17 Julio 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Entre Felipe y Adolfo
Francisco Gómez Maza

No teme ni el juicio de la historia
“Escrupuloso respeto a la ley”

Ciudad de México.- De despedida en despedida, porque ya se le acaba el tiempo de las vacas gordas y las espigas gruesas, el señor Felipe Calderón anda de autojustificación en autojustificación.

Sus juicios y actitudes como presidente fueron los mejores. Puso alma, vida y corazón. No se lo pueden negar… Todo lo hizo bien. Con sus errorcillos, pero presume de sus “logros” económicos, del éxito de la macroeconomía, de la creación de un titipuchal de puestos de trabajo. Y hasta la derrota de su partido, cuyos próceres tan sólo gustaron de las delicias del poder durante dos sexenios, le parece una gesta democrática.

Acaba de hacer una confidencia pública al periódico español El País, ese que dice que el Peje es un lastre (domingo 15 de julio): que no teme ir a la Corte Penal Internacional de La Haya a responder a quienes lo acusan de minuciosamente documentadas violaciones de los derechos humanos de cientos de miles de ciudadanos inocentes, en el fragor de su guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado.

Don Felipe está seguro –se lo remachó a los genios del periodismo, Luis Prados y Salvador Camarena, corresponsales del susodicho cotidiano matritense– de que su “lucha” (que no guerra, por favor) contra el narco fue totalmente legal, por lo que no teme ser juzgado en la Corte Internacional de La Haya.

Chequen un fragmento, sugiere el paisa Filoameno Fierro Feraz: “Dado el número de muertos vinculados a la lucha contra el crimen organizado, de desaparecidos, de violaciones de los derechos humanos, como han denunciado varias ONG, ¿teme ser llevado a la Corte Penal Internacional de La Haya? R. No, porque hemos actuado en todo momento con escrupuloso respeto a la ley…. Y lo demás que ya muchos leyeron.

Por lo confesado a El País, Oliver Stone no tiene ninguna razón en afirmar que Calderón “quiere su propia guerra”. Ni mucho menos que el cineasta compare la estrategia calderonista de combate al narcotráfico con la guerra del Golfo Pérsico, que marcó el gobierno de George W. Bush.

Le ha de haber molestado horriblemente al saliente inquilino de Los Pinos eso que también declaró Stone. Que “la violencia es terrible en México y ni siquiera podemos empezar a verla en la película, la podemos sugerir. No podemos mostrar lo que verdaderamente pasa porque asquearía al público; sería demasiado y eso no se puede hacer en las películas”.

Ya muy en serio: La herencia que dejará Felipe Calderón al virtual triunfador de los comicios presidenciales en México es a todas luces negativa: matanzas de migrantes, 20 mil secuestros de centroamericanos al año, criminalización de la migración a raíz de la Iniciativa Mérida, desinterés y exportación de la violencia hacia Mesoamérica. San Fernando y sus fosas con 72 centroamericanos quedará marcada en el sexenio de Calderón como una de las mayores afrentas a los países centroamericanos y una vergüenza internacional, no sólo por la impunidad con la que operan los grupos de secuestradores y sicarios, sino por la corrupción de autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM), que quedaron sin castigo a pesar de las evidencias de colusión con esos grupos delincuenciales.

La Comisión  Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que no puede ser tildada de subversiva, denunció  prácticamente durante todo el sexenio del Calderonato el aumento de secuestros, muertes, violaciones, extorsiones en contra de los centroamericanos que intentan llegar a la frontera con Estados Unidos.

Tan sólo en un semestre del 2010 el presidente de la CNDH, Raúl Plascencia Villanueva, detalló que se denunciaron 10 mil plagios de migrantes de abril a septiembre de aquel año y que anualmente se registran 20 mil secuestros, casi todos en plagios masivos de 50 o más centroamericanos.

“Son cifras conservadoras. Hay miles más desaparecidos y no pasa nada. Nadie es responsable a pesar de la evidente complicidad de autoridades de todos los niveles”, como lo señaló Martha Sánchez Soler, integrante del Movimiento Migrante Mesoamericano.

En las estadísticas del Sistema Nacional de Información existe una especie de fosa común virtual. Ahí están amontonados los muertos no identificados, muchos desaparecidos reclamados por familiares en las marchas, los que quién sabe de qué país centroamericano venían, los calcinados, los pedazos de los desmembrados, los cráneos encontrados por montones, los cuerpos putrefactos desenterrados como si fueran papas de las fosas clandestinas por todo el país, las cabezas sin cuerpo dentro de bolsas de plástico negro.

Las 60 mil 420 ejecuciones registradas por los medios informativos durante cinco años de gobierno del presidente Calderón están clasificadas como homicidios dolosos cometidos “por arma de fuego”, “por arma blanca”, “sin datos” y “otros”. Pero los inocentes mueren dos veces, ya que entre “los daños” colaterales se encuentran señores y señoras que, al perder a sus familiares, se han convertido en activistas sociales, blanco no sólo de la impunidad gubernamental incapaz de revolver sus casos, sino también del crimen organizado y del Estado mismo. Todo lo hizo legalmente el señor Calderón. Olvida que Adolfo Hitler actuó también dentro de las leyes de la Alemania nacional socialista.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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