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1125 16 Agosto 2012

 

HORIZONTE CIUDADANO
Llegó para privatizar el agua
Rosa Esther Beltrán Enríquez

Saltillo.- Lo que se esperaba, por fin dio la cara y aclaró que para eso llegó, para privatizar el mayor número de organismos operadores de agua que le sea posible, es el aliado natural de Aguas de Barcelona.

En efecto, el secretario de Gestión Urbana Agua y Ordenamiento, Oscar Pimentel, pretende entregar en manos de Aguas de Saltillo “el manejo y comercialización del agua potable”, el secretario dice verdades a medias, sostiene que “no se trata de privatizar el sistema de agua del municipio de Ramos Arizpe”.

El agua es un bien público, un derecho humano con el que no se puede comerciar como lo hizo Pimentel en 2001 al darle la concesión por 25 años de la administración y distribución del agua de Saltillo a Aguas de Barcelona y ahora pretende darle la de Ramos Arizpe.

La pregunta es, ¿por qué no son eficientes los organismos operadores de agua? Y la respuesta es muy obvia: porque los funcionarios no quieren; ellos tienen otras expectativas, es más fácil vender el agua y sacar buenas ganancias para ellos con Aguas de Barcelona que meterse en el lío de buscar técnicos capacitados, que los hay, que manejen los organismos operadores de manera eficiente.

Y es que cuando Pimentel semiprivatizó el agua de Saltillo, siendo su secretario en el ayuntamiento Rubén Moreira, algo que le faltó a la operación fue trasparencia, la opacidad se presentó en todo el proceso y hasta se supo de funcionarios que obtuvieron muy buenos dividendos por firmar los acuerdos para la operación de Agsal, hay testimonios; lo lamentable es que la ciudadanía desconoce y se desentiende de lo que significa dejar en manos de Rubén Moreira y de Oscar Pimentel el manejo de un recurso tan vital como es el agua. Moreira necesita dinero, el estado está económicamente quebrado, así que vender el agua es una buena oportunidad para capitalizarse ¿O no?  

Por su parte, Ramón Oceguera, manifiesta que “no hay prisa para que llegue Agsal”. Claro, no hay prisa, pero tampoco mueve un dedo para resolver la escasez de agua que mantiene a punto de deshidratación a muchos  ramosarizpenses, las pipas con agua no han sido solución; los ciudadanos piden audiencia al alcalde y éste los planta una y otra vez, y es que el de Oceguera es un gobierno despótico que ha hecho y deshecho a su antojo en el ejercicio de la función pública, de la que también ha obtenido grandes beneficios personales y familiares valiéndose de la falta de rendición de cuentas y de la falta de transparencia en su gobierno.  

Ni Pimentel ni Oceguera saben lo que es padecer la falta de agua, es una carencia lejana a su situación económica privilegiada y además ignoran los abusos de Agsal con la población más desprotegida. El alcalde dice que, “la gente quiere que se resuelva el problema”, y para él la única alternativa de resolución es vender el agua.

Hay muchas evidencias para demostrar el daño que Agsal ha causado a la sociedad saltillense y las mentiras con las que se ha manejado, así como las múltiples violaciones legales que ha perpetrado, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver, aunque estos ciegos son más bien tuertos interesados, porque la raja que sacarán con la semiprivatización del agua de cada municipio será multimillonaria, tienen el campo libre y actuarán echando abajo cualquier cuestionamiento, pésele a quien le pese.

La oposición a la semiprivatización del agua ha sido ratificada por diversos organismos internacionales como la ONU, la Organización Business and Human Rights de Inglaterra, que tomó el caso de Saltillo como paradigmático y violatorio del derecho humano al agua, el Tribunal Permanente de los Pueblos que ha condenado la actuación de Aguas de Barcelona como empresa trasnacional que ha violado las leyes mexicanas y afectado la integridad de los ciudadanos bajo esquemas de engaños y simulaciones.

Hemos dicho hasta el cansancio que el agua es un derecho humano y un bien público indispensable que no puede ser objeto de comercio ni de  beneficios económicos para nadie; porque son las grandes mayorías, los más pobres y las futuras generaciones quienes padecerán de un desarrollo no sustentable; ahora que las actuales autoridades coahuilenses quieren presumir que les interesa la sustentabilidad de las ciudades; lo que en realidad hacen estos funcionarios es demagogia químicamente pura.

 

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