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1125 16 Agosto 2012

 

Nacho Pueblo
Gerson Gómez

Monterrey.- Aspira a buscar las causas perdidas. Cásate con una de ellas. Evita a los poderosos, sus favores y amistad. Lo menciona en su decálogo Kapuscinski: el padre del periodismo de guerra.

En el trajín de las actividades en Monterrey, resulta imposible actuar de acuerdo con las convicciones. O se come o se vive en el exterior, hurgando en el basural del subempleo.

Para quienes resistimos en la utopía de una sociedad equilibrada, hombres como ejemplos, poco abundan. Por ello resultan valiosos. Iluminadores.

Ignacio Zapata Narváez, Nacho Zapata, para quienes lo hemos tratado. En el festín de la confabulación. En lo ideológico.

Maestro Universitario, así, en letras mayúsculas. De algebra y filosofía. Jubilado de la Preparatoria 1, Juárez y Colegio Civil.

Su lucha intensa en la calle. Con los pocos recursos de la bolsa familiar: la camioneta y el altavoz. En el módulo, silla y mesa, a las afueras del mercado.

Adjuntando rúbricas, desafiando al clima.

En favor del desprotegido. Del menesteroso.

Defendiendo a la sociedad contra los incrementos del costo de la vida menuda, del transporte, el gas, o a los trabajadores sin recibir su pensión justa.

Manifestándose contra las arbitrariedades de los malos políticos.

Después de una larga, desafiante y penosa enfermedad, ahora nos trasciende en el plano humano.

Claro, duele su partida física. Y lo lloramos como se hace con alguien entrañable.

La sonrisa, la manera de plantarse, las ocurrencias en frases y hasta la manera de reír.

Muchas gracias, Nacho Pueblo, amigo, compañero, camarada y también al testigo en nuestra vida.

 

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